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Los patriotas del PSOE y la psicología del gesto
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José Antonio Zarzalejos

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Los patriotas del PSOE y la psicología del gesto

La psicología del gesto sirve para interpretar lo que ocurrió durante el Comité Federal de adhesión a Sánchez. El PSOE es solo una pieza en el puzle de poder de su secretario general

Foto: Sánchez en un mitin de la campaña catalana. (Europa Press/Kike Rincón)
Sánchez en un mitin de la campaña catalana. (Europa Press/Kike Rincón)
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Por consejo de un buen amigo he releído Ensayos liberales de Gregorio Marañón. Uno de ellos resulta luminoso para entender algunos episodios de lo que ocurrió en el Comité Federal del PSOE el pasado 27 de abril. Marañón, médico y gran humanista, dedica uno de sus ensayos a la Psicología del gesto descubriendo a través de los ademanes las emociones que expresan.

A la luz de ese texto puede interpretarse el desgarro descontrolado, histérico (es decir, convulsivo) de María Jesús Montero, ministra de Hacienda, vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE. Como enajenada por una emotividad incontrolada, salió a la calle Ferraz, se abrazó con los manifestantes, profirió consignas a gritos, aplaudió, braceó, todo un espectáculo de baja calidad política y de muy dudoso pudor personal. Algunos de los que participaron en esa kermés —entre ellos, Emiliano García Page, la cuota crítica del partido— están dolidamente arrepentidos de su comportamiento.

"La 'laudatio' a Sánchez quedó como la expresión de máxima subordinación al líder"

La movilización por el 'ausente' fue escasa, fugaz y, a la postre, innecesaria, tanto como esa sesión del Comité Federal. Se lo podían haber ahorrado porque la laudatio a Sánchez quedó como la expresión más cierta de que la primera víctima del engaño del presidente ha sido su propio partido. El secretario general del PSOE no solo utilizó sin escrúpulos a sus ministros, cuadros y militantes, sino que, además, extraído el lunes pasado de su falsa reflexión, se encargó con premura de cortar cualquier conato de planteamiento de futuro para el PSOE que no pase por su liderazgo. El presente y el porvenir de la organización está en sus manos.

Tiene lógica este comportamiento de Sánchez, nimbado ya por su falta de escrúpulos. Porque sabe que, si no hay resistencia interna en el PSOE, su posición es inexpugnable. No porque no haya en la organización amplios sectores molestos e incómodos, pero inactivos. Los hay, pero están silentes ante su deriva. Sánchez ha creado una estructura de poder en la que el PSOE es una pieza más. Su bastión defensivo ya no es solo el socialismo orgánico. Lo son también aquellos secesionistas y nacionalistas que han encontrado en él, con 'paciencia estratégica', su 'oportunidad histórica'. Serán ellos los que no le dejarán caer mientras obtengan réditos de no hacerlo. La extrema izquierda que le acompaña está fundida y absorbida: Yolanda Díaz no existe políticamente, Ada Colau viaja a parajes lejanos sin implicarse en la campaña catalana y Ernest Urtasun se ha convertido en el jefe de filas demagogo de un espacio ideológico desahuciado.

"El modelo de negocio del presidente es anotarse los éxitos de sus socios y absorber a la extrema izquierda"

El 23 de julio Sánchez los incluyó en su particular "somos más" y tras las elecciones vascas se anotó el éxito de los nacionalistas y de los abertzales radicales en el País Vasco. Habrían ganado, según él, los partidos que apoyaron su investidura y, obviamente, el PNV, Bildu y todos los demás menos el PP y Vox. Esta es otra de las expresiones de su modelo de negocio, que es el frentismo, la polarización y el infausto 'muro'. Media sociedad española es digna de ser laminada. Y hasta los supuestos moderados (véase a Luis Planas, que pasaba por ser el más sensato de los ministros) secundan este belicismo verbal que se traduce y se traducirá en medidas divisivas y coercitivas.

Existe un sector del socialismo de antigua militancia que calla pretendiendo que su silencio no otorga a Sánchez beneplácito alguno. Se confunde. Aquellos, muchos, que justifican su parálisis ante Sánchez y sus políticas, trampeándose a sí mismos, que por encima de todo están las siglas. Ellos son patriotas del partido y su obligación es votar a sus listas, sea quien fuera el líder. El proyecto parece importarles lo justo, aunque no exista, sea improvisado y, al final, consista en que el PSOE se comporte como una fuerza subordinada a las nacionalistas e independentistas.

"Los gestos convulsos en el Comité Federal de adhesión a Sánchez fueron los propios de la enajenación populista"

Por patriotismo de partido se consuman performances como las del sábado de la pasada semana en la calle Ferraz. Y los gestos que allí se contemplaron, bajo los patrones de interpretación de la psicología que relata Gregorio Marañón, son los propios de las enajenaciones populistas.

El propio presidente del Gobierno es interpretable por su gesticulación. Las carcajadas en el debate de investidura de Feijóo; su desprecio al no contestarle en la tribuna; esas manos en los bolsillos ante el Rey en Alcalá de Henares en los prolegómenos de la ceremonia de entrega del premio Cervantes; esa mandíbula tensa; esa sonrisa impostada; ese rostro mohíno cuando se refiere a sus padecimientos y a los de su familia… Toda una gama gesticulante que ha contagiado hasta la hipérbole a sus seguidores más arrebatados.

Foto: Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal. (EFE/Kiko Huesca)

Luego vienen la impostura de argumentario. Por ejemplo, el gesto de la exministra portavoz Isabel Rodríguez, que sustituía con un rostro risueño su incompetencia. O el de Pilar Alegría, que también sonríe, aunque lloró desconsoladamente cuando perdió las primarias de 2017 su candidata Susana Díaz. Luego está esa nómina de dirigentes a los que Sánchez hizo morder el polvo y le sirven ahora con total docilidad y sonrisa subordinada: Patxi López, Antonio Hernando, Óscar López, entre otros y otras.

Patriotismo de partido llaman a este entremés. Que sirve, en definitiva, para que Sánchez mantenga al PSOE bajo su bota, lo manipule hasta la náusea y lo engarce en un proyecto personal con las fuerzas nacionalistas e independentistas. Eso ha sido siempre así, pero después de esa reflexión amañada de cinco jornadas en la Moncloa, ni los más hábiles dialécticos al servicio del líder podría negar con argumentos verosímiles que el PSOE es para el presidente una mera herramienta y que lo ha destrozado. Porque como explicaba aquí el pasado viernes el catedrático Eloy García, lo ha transformado en un 'partido satélite'.

Por consejo de un buen amigo he releído Ensayos liberales de Gregorio Marañón. Uno de ellos resulta luminoso para entender algunos episodios de lo que ocurrió en el Comité Federal del PSOE el pasado 27 de abril. Marañón, médico y gran humanista, dedica uno de sus ensayos a la Psicología del gesto descubriendo a través de los ademanes las emociones que expresan.

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