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Madrid, Ayuso y el diagnóstico de una obsesión
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José Antonio Zarzalejos

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Madrid, Ayuso y el diagnóstico de una obsesión

La obsesión contra Madrid es, a la inversa, como la catalanofobia y así, como aseguró Trapiello, la capital "saca lo peor de Barcelona, y Barcelona, lo mejor de Madrid". Ayuso administra esta emocionalidad que irrita a la izquierda y los nacionalismos

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
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Toda cautela es escasa cuando de establecer relación política con Pedro Sánchez se trata. Por eso los presidentes autonómicos del PP reiteraron el lunes que seguirán acudiendo a la Moncloa atendiendo la convocatoria del presidente del Gobierno, pero que la respuesta a su planteamiento será la misma: no a una financiación singular de Cataluña en forma de concierto como el previsto en el acuerdo entre ERC y el PSC y debate de la financiación autonómica en la Conferencia de presidentes según el modelo multilateral que se discutiría en detalle en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Al mismo tiempo, la dirección popular ya ha enviado el mensaje sobre los improbables Presupuestos para 2025: no los negociarán si el Gobierno no renuncia a la financiación singular catalana. Moreno Bonilla fue nítido en el Investors day que organizó El Confidencial ayer en Sevilla.

Sánchez y los presidentes autonómicos aprobaron por unanimidad en marzo 2022 un reglamento regulador de la Conferencia (BOE de 2 de abril de ese año) en el que se establecía que debería ser convocada “al menos dos veces al año”. El foro se definía como el “máximo órgano de cooperación entre el Gobierno central y las comunidades autónomas” consagrado en la ley de 2015 del Régimen Jurídico del Sector Público. Desde entonces, más de dos años y medio después, Sánchez no la ha convocado y si lo hace en las próximas semanas ya ha advertido de que será para debatir sobre vivienda, pero no acerca de la financiación de las autonomías y, mucho menos, de la prevista en el pacto de investidura de Salvador Illa entre el PSC y ERC. Por lo tanto, la ronda con los presidentes autonómicos que se reinicia mañana tras los encuentros con Pradales (País Vasco), Rueda (Galicia) y Moreno Bonilla (Andalucía) no sustituye a la Conferencia de presidentes.

La ronda de presidentes no sustituye a la Conferencia que lleva dos años y medio sin convocarse infringiendo su reglamento

Isabel Díaz Ayuso es la única que, por el momento, no ha tomado la decisión de acudir al llamado de Sánchez. Reclama un orden del día pactado por los respectivos Gabinetes. Los demás presidentes no han exigido ese requisito porque la agenda del encuentro es obvia. Sánchez quiere manejar la imagen de una interlocución bilateral como sucedáneo del trato privilegiado que da su Gobierno a la Generalitat de Cataluña. Las razones, sin embargo, para aceptar la invitación presidencial son de peso. Por una parte, cumplir con el respeto institucional, aunque Pedro Sánchez no lo practique (no hay que parecerse a los adversarios) y, por otra, mostrar la unidad de criterio en el Partido Popular ante un asunto de crucial importancia y hacerlo de viva voz y en la Moncloa.

Ayuso tiene más razones para ir que para no hacerlo: la comunidad es la más solidaria y la que más aporta PIB a la economía española (20%)

En ese contexto, la presidenta de la Comunidad de Madrid tiene más razones para ir a la Moncloa que para no hacerlo. Si rehúye el encuentro, Sánchez explotará la ‘grieta’ en las filas que aglutina Feijóo y ella no aprovechará la ocasión mediática para poner las cosas en su sitio sobre Madrid y su financiación. Una de las coartadas que se esgrimen desde Cataluña para justificar la singularidad que reclama es que Madrid absorbe recursos por el mero hecho de ser la capital de España. Y se presenta a Ayuso como una populista de derechas, radicalizada y verso suelto en el PP.

Dichas así, esas tesis son falsas. Madrid es la comunidad autónoma más solidaria de las tres aportadoras netas (lo son ahora también Cataluña y Baleares) hasta el punto de que trasvasa entre 7.000 y 8.000 millones anuales al fondo común, triplicando el importe de la transferencia catalana. No solo: la Comunidad de Madrid renunció en 2012 a endeudarse con el Fondo de Liquidez Autonómico -sí Cataluña, y ahora el Gobierno pretende condonarle 15.000 millones de un total de más de 70.000- porque dispone de capacidad para hacerlo en los mercados financieros. Por fin, en los pagos a cuenta, el Estado debe abonarle a Madrid más de 800 millones como declaró a este periódico la consejera de Economía Rocío Albert. Es un dato muy relevante que Madrid genere un 20% del PIB nacional tras sobrepasar hace ya años a Cataluña. A este respecto, es recomendable la lectura de los dos últimos informes sobre la financiación singular catalana firmados por Ángel de la Fuente, director ejecutivo de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) porque ayudan a entender el papel de Madrid en el conjunto de la financiación autonómica.

En un Estado territorialmente tan diverso como el español tanto las derechas como las izquierdas están condicionadas por los intereses de sus respectivas sociedades. Madrid ha adquirido en las últimas dos décadas una identidad propia que no se basa en los vectores usuales del nacionalismo sino del cosmopolitismo. Ha dejado de ser la urbe burocrática de aristócratas y funcionarios y ahora también lo es del empresariado, de las clases académicas y universitarias más sofisticadas, de los tecnólogos y de los artistas de todas las disciplinas. Incluso se ha convertido en un destino turístico cada día más rentable.

Foto: (I-D) La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el presidente de Andalucía, Juanma Moreno; el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo; y el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. (Europa Press/Manuel Ángel Laya)

En definitiva, Madrid ha sabido, además de aprovechar las oportunidades que le brinda la capitalidad, construir con solidez económica y social una realidad regional que se aparta de los tópicos que han venido estigmatizándola. Los libros de Andres Trapiello (‘Madrid’ y ‘ Madrid 1945. La noche de cuatro caminos’), se han convertido en crónicas de la recuperación sentimental y pasional de la ciudad. Y eso se capta o no, pero si no se indaga en lo que está ocurriendo emocionalmente, no se entenderá nada del nuevo fenómeno sociopolítico y cultural madrileño. Está sucediendo lo que Trapiello expresó en el pódcast ‘Punto Ciego’:"Madrid ha sacado lo peor de Barcelona, y Barcelona lo mejor de Madrid".

Madrid ha creado una burguesía que absorbe las definiciones de su nueva sociedad, indiferente a la obsesión contra ella del nacionalismo catalán

El resultado último es que Madrid ha creado una burguesía que absorbe las definiciones de su nueva sociedad. Y lo que ocurre es que Ayuso, en ocasiones de una forma desordenada e impertinente, ha captado la nueva idiosincrasia de Madrid que desafía a la que quiere imponer, rutinariamente progre, Pedro Sánchez. El PSOE lleva años y muchas elecciones a cuestas sin encontrar un líder para la capital y para la comunidad -Lobato está también en la cuerda floja- y en cambio el PP ha acertado a localizarlo.

El que puso el cimiento de liderazgo de la derecha en Madrid -ya se le reconocerá- fue Alberto Ruiz Gallardón, que encadenó ocho años en la presidencia de la Comunidad (1995-2003) con otros nueve en la alcaldía de la capital (2002-2011). Fueron más de tres lustros que transformaron la región y la urbe. Los resultados los ha recogido, con una vertiginosa adaptación a las circunstancias, Isabel Díaz Ayuso. Nada tiene de extraño que, desde un podio tan alto como el madrileño, la presidenta pelee con un Sánchez particularmente desacreditado en Madrid como él mismo supo detectar tanto en las últimas elecciones generales como en las europeas del pasado mes de junio.

A partir de esos datos objetivos, la izquierda y los nacionalismos, en particular el catalán, han desarrollado una especie de obsesión con Madrid (tan fóbica o más que la inversa de la catalanofobia) que si para ellos es insana, para los habitantes de esta ciudad ya resulta indiferente. Lo cual, dicho sea de paso, es bastante peor que el desprecio. Por eso, entre otras muchas razones, Ayuso, institucional, debería ir a la Moncloa. Hay que predicar en parroquia ajena.

Toda cautela es escasa cuando de establecer relación política con Pedro Sánchez se trata. Por eso los presidentes autonómicos del PP reiteraron el lunes que seguirán acudiendo a la Moncloa atendiendo la convocatoria del presidente del Gobierno, pero que la respuesta a su planteamiento será la misma: no a una financiación singular de Cataluña en forma de concierto como el previsto en el acuerdo entre ERC y el PSC y debate de la financiación autonómica en la Conferencia de presidentes según el modelo multilateral que se discutiría en detalle en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Al mismo tiempo, la dirección popular ya ha enviado el mensaje sobre los improbables Presupuestos para 2025: no los negociarán si el Gobierno no renuncia a la financiación singular catalana. Moreno Bonilla fue nítido en el Investors day que organizó El Confidencial ayer en Sevilla.

Isabel Díaz Ayuso
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