Es noticia
La complicidad chavista de Zapatero y Sánchez, otro fraude buenista
  1. España
  2. Notebook
José Antonio Zarzalejos

Notebook

Por

La complicidad chavista de Zapatero y Sánchez, otro fraude buenista

Los trasiegos del expresidente socialista, siempre tributario de Sánchez, merecerían una investigación porque lo seguro es que "no han ayudado a la democracia en Venezuela", como ha declarado Felipe González

Foto: Pedro Sánchez, acompañado de José Luis Rodríguez Zapatero. (EFE/Julio Muñoz)
Pedro Sánchez, acompañado de José Luis Rodríguez Zapatero. (EFE/Julio Muñoz)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

El expresidente Felipe González está seguro de que el papel de José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela "no es ayudar a la democracia" y le pide a Sánchez una reacción digna de tal nombre ante la dictadura chavista. La afirmación es tan contundente como confirmatoria de lo que muchos se malician. El que fuera también presidente del Gobierno (2004-2011) y secretario general del PSOE, se ha convertido en un personaje turbio, opaco, viscoso y perturbador.

Conectado a lobbies internacionales vinculados a las dictaduras más férreas como la china y componedor de intereses subterráneos como en Marruecos, Zapatero es, en realidad un comodín para tareas instrumentales de la Moncloa (Sánchez) y del Palacio de Santa Cruz (Albares). El Gobierno le está utilizando, incluso, para reconectar con Carles Puigdemont antes y después de que la interlocución del fugado con Santos Cerdán fracasase; le emplea también como telonero en los mítines electorales y como portavoz oficioso de Sánchez al que se ha entregado por completo para proteger así sus intereses cuyo alcance y naturaleza se escapan al escrutinio público. Hay entre ellos un pacto tácito pero eficiente.

El que fuera presidente del Gobierno (2004-2011) y secretario general del PSOE, se ha convertido en un personaje turbio, opaco y perturbador

Lo que ocurre es que la intervención del vallisoletano en pro de la dictadura venezolana, y a vista de lo que ha sucedido en Caracas durante las pasadas cuarenta y ocho horas, apela a las responsabilidades, de momento, políticas, que haya contraído por sí mismo y/o por cuenta de quienes le han hecho encargos inconfesables. El propio Zapatero ha reconocido que desempeñó un papel (¿cuál?) en el exilio a España de Edmundo González, pero sin aclarar en qué sentido ejerció esa mediación con el dictador Maduro al que jamás ha formulado un reparo y, mucho menos, una crítica. En ese silencio ha sido acompañado por la sospechosa contención verbal del Gobierno español al que desde Caracas se le disciplina cuando uno de sus ministros comete ‘deslices’ como el de la ministra de Defensa, Margarita Robles, que se permitió la licencia de calificar de ‘dictadura’ al régimen chavista, afirmación que Maduro adjetivó de ‘insolente’ convocando al embajador español para presentarle una protesta formal. Ahora ya tiene allí desde el pasado diciembre a otro embajador complaciente, Álvaro Albacete, que ha pasado de la jefatura del gabinete de Urtasun a la legación española en Caracas.

Zapatero guarda silencio sobre Venezuela y se ha cuidado siempre de hacer ni reparo ni crítica alguna al dictador Maduro

No se sabe cómo fue posible que los hermanos Rodríguez, Jorge y Delcy, accedieran a la residencia del embajador español en Caracas y que ante él Edmundo González, bajo coacción, firmase un documento de reconocimiento de los resultados de las fraudulentas elecciones de julio del pasado año. Zapatero merodeó en esa operación, como en otras - ¿el fugaz viaje de Delcy Rodriguez a España en enero de 2020? – y se movió para que el grupo socialista en el Congreso votase en contra del reconocimiento de Edmundo González como presidente electo. González Urrutia fue recibido, sin que constase en su agenda oficial, por el Rey y por Pedro Sánchez. También se entrevistó con José María Aznar y con Mariano Rajoy, y lo hizo con Zapatero en absoluto secreto. En su entorno se aduce que el expresidente quiere "mantener la confianza" del dictador Maduro "por si hay una solución" en un futuro a medio plazo. El expresidente español tampoco respaldó el informe del Andrés Pastrana, expresidente de Colombia, dirigido a la Corte Penal Internacional denunciando las graves violaciones de los derechos humanos en Venezuela, que contó con el apoyo de treinta exmandatarios latinoamericanos y de Aznar y Rajoy. Por supuesto, y con referencia a dictaduras vigentes, Sánchez no deslizó ni una mención a la venezolana en el primer mitin del cincuentenario de la muerte de Franco el pasado miércoles. Ni el Gobierno ni el PSOE se han unido, siquiera simbólicamente, a las manifestaciones contra el régimen de los venezolanos residentes en España celebradas en Madrid y en otras ciudades.

La impunidad de Zapatero se basa en su 'buenismo', una estrategia fraudulenta y condición necesaria para la irrupción de Sánchez

Este comportamiento de Zapatero, que exigiría una investigación, al menos parlamentaria, se admite y metaboliza con una pasmosa indolencia crítica en nuestro país. ¿Por qué? La explicación está en la ‘estrategia del buenismo’ del que Zapatero es un auténtico campeón. Consiste en un performance que maneja falsamente la inocencia, la inocuidad, el diálogo, el discurso mullido y la relativización de todo aquello que se oponga a los propósitos de este ‘contador de nubes’.

Nadie mejor que el escritor y periodista Valentí Puig ha explicado esta estrategia. Para el autor mallorquín, "el buenismo se desentiende del conflicto porque siempre hay fuerzas exteriores y malignas a quienes atribuirles el mal". Y añade que "el buenismo lo nivela todo, todo merece la misma compasión, el mismo sentimiento, todo 'preocupa', ‘inquieta’" de tal manera que el buenismo "al desactivar la necesidad de la política, articula toda una estrategia de amortiguación, escape o dilación".

Para Puig, certeramente, "la noción de autoridad es negativa, la única autoridad posible es el diálogo" y, ya en referencia directa a Zapatero, señala que "hace falta mucha complejidad vital y política para representar el papel de gacela y ejecutar al mismo tiempo las funciones del tigre". Y sentencia: "El buenismo conlleva un incremento de la entrega del ciudadano al Estado, como combinación de inercias y confianzas sin contrastar. Si todo el mundo es bueno, el mal desaparece".

Foto: El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. (EFE/J. Casares) Opinión

Estas reflexiones las escribió el autor de El hombre del abrigo, ensayo de referencia sobre Josep Pla, hace casi veinte años y adquieren ahora una nueva significación porque explican la impunidad de Zapatero, pero, al tiempo, lo constituyen en la condición necesaria —quizá no suficiente— para la irrupción de Sánchez y sus mendacidades en la política española. La dictadura en Venezuela es un espejo en el que el uno y el otro, quedan reflejados definitivamente como unos demócratas de cartón.

El expresidente Felipe González está seguro de que el papel de José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela "no es ayudar a la democracia" y le pide a Sánchez una reacción digna de tal nombre ante la dictadura chavista. La afirmación es tan contundente como confirmatoria de lo que muchos se malician. El que fuera también presidente del Gobierno (2004-2011) y secretario general del PSOE, se ha convertido en un personaje turbio, opaco, viscoso y perturbador.

Noticias de Venezuela José Luis Rodríguez Zapatero Pedro Sánchez
El redactor recomienda