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Jorge Dezcallar

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Todos tienen un precio

Por la misma razón que todo tiene un precio, también todos parecen tenerlo como muestra la normalización de relaciones diplomáticas entre Israel y algunos países árabes

Foto: El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. (Reuters)
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. (Reuters)

Por la misma razón que todo tiene un precio, también todos parecen tenerlo como muestra la normalización de relaciones diplomáticas entre Israel y algunos países árabes en las últimas semanas de Donald Trump en la Casa Blanca.

Esta cascada de reconocimientos de Israel son un innegable éxito diplomático para Trump y para su amigo Bibi Netanyahu, acosado por casos de corrupción y con posibles nuevas elecciones a la vista. Durante sus cuatro años en la Casa Blanca, Trump se ha confirmado como el presidente norteamericano más amigo de Israel, lo que no es poco porque todos lo han sido. Trump ha hecho cosas a las que los demás no se habían atrevido porque van en contra del Derecho Internacional: el reconocimiento de Jerusalén como capital del Estado de Israel y el traslado allí de su embajada, el reconocimiento de la soberanía israelí sobre Los Altos de Golán, o el mismo 'Plan de Paz' negociado por su yerno Kushner que permite a Israel la anexión de parte de la Cisjordania ocupada. Sospecho que muchos israelíes van a echarle de menos a partir del próximo 20 de enero.

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump (EFE)

Pero todo tiene un precio y los cuatro países que hasta ahora (puede haber más) han aceptado establecer relaciones diplomáticas con Israel lo han exigido. En el caso de Emiratos Árabes Unidos, el precio ha consistido en la venta por EEUU de modernos aviones F-35, los más modernos de su arsenal, por valor de 23.000 millones de dólares y cooperación tecnológica y de seguridad. En el caso de Bahrain, el precio viene dado por la presencia en su suelo de la importante base militar de Al Udeid, sede de la V Flota norteamericana donde hay miles de soldados. Es muy probable que también Arabia Saudí haya empujado al pequeño emirato a dar el paso mientras ella se toma algún tiempo y medita qué hacer (Netanyahu y Mohamed bin Salman se han entrevistado en secreto hace pocos días).

El tercer país ha sido Sudán, cuyo precio ha consistido en salir de la lista del Departamento de Estado norteamericano de países que apoyan el terrorismo, en la que había entrado por méritos propios en época de Omar al-Bashir. Estar en ella es muy malo porque tiene importantes consecuencias en todos los ámbitos. Washington también ha prometido al gobierno de Jartum préstamos y créditos que no acaban de llegar y que tienen muy soliviantados a los sudaneses que no quieren mandar un embajador sin ver antes el dinero. Y el cuarto país es Marruecos, que nos pilla bastante más cerca.

Foto: Un reciente encuentro entre el ministro de Interior español y su contraparte marroquí. (EFE)

En el caso de Marruecos, el precio pagado por Washington ha sido el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el territorio del Sáhara Occidental que ocupa desde la Marcha Verde en plena agonía del general Franco. Junto a eso la promesa israelí de cooperación económica y tecnológica no tiene apenas importancia. Trump ha celebrado el acuerdo diciendo que "Estados Unidos cree que un Estado saharaui independiente no es una opción realista para resolver el conflicto" y que "una propuesta de autonomía sería, creíble y realista es la única base para una solución justa y duradera". Por ello "instamos a las partes a entablar conversaciones sin demora, utilizando el plan de autonomía de Marruecos como único marco para negociar una solución mutuamente aceptable". El rey Mohamed ha celebrado el acuerdo que le compromete a abrir oficinas de enlace que luego serán seguidas por embajadas y por vuelos directos entre ambos países. Marruecos confía en que ahora otros países sigan el camino abierto por Donald Trump y reconozcan su soberanía sobre el Sáhara Occidental.

Estos acuerdos también dejan víctimas por el camino, como son los palestinos de la OLP y de Hamas, y los saharauis del Frente Polisario que los han deplorado amargamente mientras ven alejarse las esperanzas de poseer un estado independiente. También pierden el Derecho Internacional y las Naciones Unidas, cuyo secretario general ha recordado que su posición no ha cambiado. Por su parte, la ministra de Asuntos Exteriores de España se ha felicitado por el acuerdo entre Marruecos e Israel, pero ha recordado que tanto el problema palestino como el del Sáhara deben resolverse de acuerdo con las resoluciones de la ONU. Y mientras, por si acaso y citando problemas de pandemia, se ha aplazado la Cumbre bilateral entre España y Marruecos prevista para esta semana en Rabat y que también complicaban las declaraciones de Pablo Iglesias y la avalancha de inmigrantes irregulares a Canarias desde el mismo Sáhara Occidental...

Por la misma razón que todo tiene un precio, también todos parecen tenerlo como muestra la normalización de relaciones diplomáticas entre Israel y algunos países árabes en las últimas semanas de Donald Trump en la Casa Blanca.

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