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A por el rival más débil en Euskadi
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Javier de Andrés

El Espejismo Vasco

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A por el rival más débil en Euskadi

Yo anticipo que la carga discursiva de esta campaña no se va a dirigir a desvelar los errores del partido mayoritario, el PNV

Foto: Iñigo Urkullu junto a otros miembros del gobierno vasco. (EFE)
Iñigo Urkullu junto a otros miembros del gobierno vasco. (EFE)

El próximo 5 de abril, el Partido Nacionalista Vasco, con Iñigo Urkullu a la cabeza, revalidará triunfo en las elecciones autonómicas vascas, seguramente con mejor resultado que en las anteriores. El pacto lo volverá a firmar con el PSE-PSOE en semejantes condiciones a las actuales y, por tanto, nos encontramos con una campaña electoral en la que no se percibe posibilidad de alternancia, algo, por otra parte, frecuente en las campañas vascas.

Se adivina una campaña fácil para el PNV, por más que los errores cometidos en el desastre del vertedero de Zaldibar puedan empañar un poco su imagen. Zaldibar está junto a Ermua y Eibar, dos feudos tradicionales del PSE que, además, es quien gobierna la cartera de medio ambiente. La preocupación por el efecto local, que sí se puede notar, está, por tanto, más entre los socialistas que entre los nacionalistas.

También veremos una bajada de Elkarrekin Podemos, marca vasca de la formación morada, que viene cediendo votos a favor de la blanqueada Bildu

Por lo demás, ha sido una legislatura mansa. Apenas se han presentado leyes porque no había mayoría para sacarlas adelante, tampoco se han echado de menos. No ha habido tensión por causa del enfrentamiento en torno al Estatuto ni a la relación entre Euskadi y España y eso se ve ya como un éxito político. Realmente, se ha calmado el clima para indudable beneficio del PNV, que de este modo se ha hecho en las elecciones Municipales y Generales con buena parte de los decepcionados del Partido Popular.

También veremos una bajada de Elkarrekin Podemos, marca vasca de la formación morada, que viene cediendo votos a favor de la blanqueada Bildu, que se empieza a mover con más naturalidad en el espacio social vasco tras su participación en la formación de los gobiernos nacional y navarro.

Foto: Chivite y Alzórriz, en el Parlamento de Navarra. (EFE)

Así las cosas, yo anticipo que la carga discursiva de esta campaña no se va a dirigir a desvelar los errores del partido mayoritario, el PNV. Hay que contar con que de las cinco formaciones que componen el Parlamento Vasco, dos de ellas forman Gobierno, PNV y PSE, que, además, se necesitan en otros espacios políticos. No parece que se vayan a morder más allá del mínimo necesario para mantener la credibilidad entre sus votantes.

El PP y Podemos están parcialmente neutralizados en cuanto que ambos han apoyado los presupuestos de Urkullu, que en esta legislatura miró para la derecha en 2018 y ha mirado para la izquierda en 2020. Pero, además, como si se hubieran puesto de acuerdo, ambos partidos han visto cómo esta misma semana dimitían sus líderes regionales: Alfonso Alonso por su destitución como candidato y Lander Martínez por la derrota de su candidata en la primarias podemitas.

Solo queda Bildu como fuerza política sin compromisos adquiridos con el Gobierno nacionalista. Su oposición se ha reducido a la exigencia de un nuevo estatus, pero ha sido un debate cancelado por la inasistencia de los demás rivales, que no han querido seguirle el juego y que, con toda seguridad, tampoco lo harán durante la campaña electoral.

Por todo esto, me atrevo a pronosticar que no se van a agitar los fracasos de la coalición gobernante formada por PNV y PSE. Ni se airearán los chanchullos y corruptelas del PNV, desvelados recientemente en forma de sentencias, por la multiplicación de contratos a dedo o por las arbitrariedades en las oposiciones al Servicio Vasco de Salud, cuyos procesos han sido cancelados por la juez.

Me atrevo a pronosticar que no se van a agitar los fracasos de la coalición gobernante formada por PNV y PSE

En el País Vasco, el debate electoral va a discurrir por la forma en la que cada uno de los partidos hace oposición al rival más débil, al que tiene menor representación, al Partido Popular.

Recordemos que PNV, PSE, Podemos y Bildu favorecieron la investidura de Pedro Sánchez y que el Partido Popular es la única formación con representación vasca que se opuso a ese Gobierno. Hay una distancia ideológica importante entre la formación de centro derecha y el resto de los partidos vascos. Lo vimos en la investidura y ahora lo vamos a seguir viendo en la campaña.

En Euskadi, la forma de reivindicarse políticamente es como oposición al Partido Popular. Cada cual lo hace a su modo y destacando sus diferencias. El PNV lo hará atribuyendo falta de sensibilidad de los populares hacia la autonomía vasca y la singularidad foral, especialmente ahora que forma coalición con Ciudadanos, el principal enemigo del sistema vasco de Concierto Económico.

Foto: El eurodiputado y portavoz de Vox Jorge Buxadé. (EFE)

Podemos y Partido Socialista marcarán sus diferencias en el feminismo, la memoria histórica y la política económica y laboral. Bildu lo hará por todo lo anterior.

Para todos ellos, es más fácil identificarse como negación de los males que le atribuyen al Partido Popular que zafarse en disputas con la aguerrida y eficaz maquinaria electoral del partido mayoritario y siempre gobernante de Euskadi, el PNV, que es un hueso más duro y con el que, además, aspiran a mantener o a establecer alianzas.

El PP, por su parte, dedicara esfuerzos inútiles, cuando no contraproducentes, a analizarse a sí mismo, a situarse y resituarse en el 'ring' electoral y a intentar cubrir sus órganos vitales de los ganchos que le lloverán por todos los lados. Va a ser difícil que pueda meter en campaña los temas que preocupan a su base electoral. Que no son pocos, especialmente, ahora que inquietan los pactos de PNV con Podemos, o el exponencial crecimiento del gasto social y las sucesivas subidas de impuestos a los que está dando lugar.

El centro derecha vasco llega a estas elecciones con una única formación en el Parlamento Vasco, el PP, representada con nueve diputados. El resultado será que saldrá de ellas con menos escaños y, muy posiblemente, triplicando el número de formaciones políticas en las que estos militen.

El próximo 5 de abril, el Partido Nacionalista Vasco, con Iñigo Urkullu a la cabeza, revalidará triunfo en las elecciones autonómicas vascas, seguramente con mejor resultado que en las anteriores. El pacto lo volverá a firmar con el PSE-PSOE en semejantes condiciones a las actuales y, por tanto, nos encontramos con una campaña electoral en la que no se percibe posibilidad de alternancia, algo, por otra parte, frecuente en las campañas vascas.