Es noticia
Ideología de género y nacionalismo contra el virus
  1. España
  2. País Vasco
Javier de Andrés

El Espejismo Vasco

Por

Ideología de género y nacionalismo contra el virus

La política de hoy vuelve a un elemento tan relevante como lo es la utilidad, que tantas veces queda opacada por brillos sin servicio público, pero de mayor entretenimiento social

Foto: La entrada del hospital de Txagorritxu de Vitoria. (EFE)
La entrada del hospital de Txagorritxu de Vitoria. (EFE)

No hay nada como una crisis para decantar lo importante de lo accesorio, lo primordial de lo irrelevante, lo útil de lo inútil. Eficaz colador de grumos e impurezas. No cabe duda de que la primera víctima ideológica que se ha llevado por delante el coronavirus ha sido el estéril debate en torno a la ideología de género, que venía ocupando el espacio político de una forma expansiva desde hacía ya muchos meses y que había llegado a la cima del protagonismo con la Ley de la ministra Montero y la convocatoria de la manifestación del 8 de marzo, que se puso por delante de la alerta sanitaria aun cuando ya se habían suspendido otras concentraciones multitudinarias. Fue por eso por lo que se recabó la opinión de líderes políticas cuyas declaraciones han quedado registradas con elocuentes preferencias para la concentración feminista sobre el aislamiento sanitario.

Ese debate, que tan relevante se le figuraba a Carmen Calvo, ha quedado tan olvidado como la propia vicepresidenta, que, por cierto, dirigía el Comité de Coordinación Interministerial contra el coronavirus. Ambos, el debate de la ideología de género y la vicepresidenta, parecen resultar ineficaces ante la nueva agenda política, que ha tomado nuevos temas de interés y nuevos protagonistas.

La sociedad quiere resultados. La política de hoy vuelve a un elemento tan relevante como lo es la utilidad, que tantas veces queda opacada por brillos sin servicio público, pero de mayor entretenimiento social. La demanda de la sociedad hacia la gestión política se calcula estas semanas en términos de utilidad y no de postureo.

Y lo es a todos los efectos. No solo del Gobierno, también de la oposición. De nada sirve una oposición que se distraiga en discusiones de forma o en estrategias de desgaste que no favorecen la resolución de un problema real. Los españoles no estamos ahora para escuchar "pleitos para ricos", como una amiga mía mexicana llama a los debates que se escuchan habitualmente en nuestras tribunas públicas. Parece que así lo han entendido los partidos de la oposición parlamentaria.

Foto: Pablo Iglesias, en Moncloa. (Reuters)

Pero, asombrosamente, hay espacios que quedan aún inasequibles a la emergencia sanitaria. El tres de marzo, el Gobierno vasco publicaba una oferta de empleo dirigida a cubrir las bajas laborales causadas por los contagios entre el personal sanitario. Entre los elementos que se habrían de valorar en las solicitudes estaba, como siempre, el conocimiento del euskera. Competencia discutida en el País Vasco por la limitación que representa y que en esta ocasión pareció una impertinencia a muchos ciudadanos, que ya veían la necesidad de evitar barreras añadidas en un contexto de urgencia para la salud pública.

Sin embargo, no ha sido la última de las expresiones ideológicas que se han mantenido en este momento de alarma sanitaria.

El martes 17 de marzo llegó a Vitoria la Unidad Militar de Emergencias con el propósito de fumigar el aeropuerto de Bilbao y, posiblemente, el de la capital alavesa, foco este último de numerosos contagios, ya que la ciudad tenía vuelo con Bérgamo, lo que la ha convertido en centro de la crisis en el País Vasco y aun de España, ya que es el lugar con más casos porcentuales de todo el país.

Pero la UME, tal como vino, se fue. Ninguno de los aeropuertos fue fumigados por la UME ni por ningún otro servicio de eliminación de plagas. El trabajo se quedó sin hacer porque alguien no quiso que esa unidad militar interviniera en el País Vasco y tampoco se buscaron alternativas. Flaco servicio a la ciudadanía y responsabilidad indudable de quienes tomaron la decisión de retirar los efectivos. Si hubo una llamada del Gobierno vasco al Ministerio de Defensa o no la hubo puede tener interés para todos nosotros, pero independientemente de las presiones que se pudieran recibir, la responsabilidad recae, finalmente, sobre el mando único que ha asumido el Gobierno de España.

Pero no ha sido la única oportunidad escogida para hacer prevalecer la ideología sobre la utilidad en una crisis que se está cobrando centenares de muertos. Con unos hospitales desbordados, el Servicio Vasco de Salud está habilitando los ambulatorios como centros hospitalarios y eso que aún no se ha llegado al pico de contagios que presagia la epidemia.

Foto: La ministra de Defensa, Margarita Robles. (EFE)

En esta situación, la ministra Margarita Robles dijo el miércoles que el Ejército estaba en condiciones de instalar un hospital militar de campaña en la base de Araca, en el término municipal de Vitoria. Sin embargo, el 'lehendakari' Urkullu ha desestimado esta posibilidad asegurando que "no hay previsión de que esta medida sea necesaria". Al mismo tiempo, profesionales del Servicio Vasco de Salud estudian nuevos emplazamientos como podría ser un viejo seminario diocesano. Se hace efectivo el pronóstico de Andoni Ortuzar: "No veo al ejército por aquí. Podemos hacerlo nosotros mismos".

El mando único que asumió el Gobierno de España se estableció para un uso más eficiente de los recursos de los que dispone el país. Así lo ha hecho con contundencia al requisar mascarillas que estaban encargadas por la Sanidad andaluza. Y también tiene sentido ese mando único para aportar sensatez ante las prioridades ideológicas y las obsesiones que dirigentes territoriales ponen por delante de la utilidad pública y el interés general.

Ni la ideología de género ni el nacionalismo son herramientas útiles para la lucha contra el coronavirus. Por el contrario, pueden y están perjudicando su combate por obsesiones políticas para las que el Gobierno de España tiene que asumir con rigor su responsabilidad. Parece haberlo hecho en Cataluña con medidas que han irritado a los independentistas, la misma seriedad debiera aplicarse en otros lugares de nuestro país donde otros líderes de cara más amable priorizan su ideología sobre los criterios de utilidad.

No hay nada como una crisis para decantar lo importante de lo accesorio, lo primordial de lo irrelevante, lo útil de lo inútil. Eficaz colador de grumos e impurezas. No cabe duda de que la primera víctima ideológica que se ha llevado por delante el coronavirus ha sido el estéril debate en torno a la ideología de género, que venía ocupando el espacio político de una forma expansiva desde hacía ya muchos meses y que había llegado a la cima del protagonismo con la Ley de la ministra Montero y la convocatoria de la manifestación del 8 de marzo, que se puso por delante de la alerta sanitaria aun cuando ya se habían suspendido otras concentraciones multitudinarias. Fue por eso por lo que se recabó la opinión de líderes políticas cuyas declaraciones han quedado registradas con elocuentes preferencias para la concentración feminista sobre el aislamiento sanitario.

Nacionalismo