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Irene Lozano

Palabras en el Quicio

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Rajoy ya está distraído

Con mucho énfasis, Mariano Rajoy ha afirmado: "Nada ni nadie nos va a distraer de nuestra tarea esencial", que es sacar a España de la crisis,

Con mucho énfasis, Mariano Rajoy ha afirmado: "Nada ni nadie nos va a distraer de nuestra tarea esencial", que es sacar a España de la crisis, y con la frase ha revelado la magnitud de su despiste. Antes de las vacaciones, “Bárcenas” era la palabra tabú; pero en agosto los Spin Doctors del PP han encontrado el eufemismo: ahora se llama "Luis distracción".

El hallazgo no resulta en absoluto casual, porque lo característico de las distracciones es que, a pesar de su irrelevancia, no podemos resistirnos a su embrujo. En una sola frase, el presidente nos ha dicho: 1) Que considera la corrupción un asunto menor. 2) Que nadie en su sano juicio perdería la concentración por esas menudencias. Y 3), que quienes insistan en preguntarle o exigirle responsabilidades por la corrupción son charlatanes dispersos.

Hay que estar muy distraído para desligar con esa frivolidad la corrupción y la economía. Ambas se encuentran estrechamente relacionadas, como demuestran en numerosos estudios los economistas que han prestado atención a la corrupción. Laura Alcaide Zugaza (Universidad Carlos III) lo explica de forma contundente: "Hoy existe en el mundo un consenso en el sentido de que la corrupción en el Gobierno y en el comercio frena el crecimiento económico", y añade: "La mejor ayuda posible para el desarrollo económico es aquella que haga más hincapié en los criterios de buen Gobierno".

¿Por qué Rajoy está tan distraído que no lo ve? ¿Por qué no comprende la estrecha vinculación entre corrupción y crisis económica? Es sencillo. Lo explicó con una sola frase Upton Sinclair: ''Es muy difícil que un hombre entienda algo si su salario depende de que no lo entienda''

Aunque no es fácil hacer cálculos, el Banco Mundial ha estimado el coste de la corrupción para los países de la OCDE entre el 0,5% y el 2% de su respectivo PIB. En un cálculo conservador, el profesor Friedrich Schneider, de la Universidad de Linz (Austria), estima que la broma nos cuesta 10.000 millones de euros anuales. Pero un equipo de profesores de la Universidad de Las Palmas eleva el coste hasta los 40.000 millones de euros. También hay que lamentar pérdidas humanas, pues la corrupción espanta el talento y estimula la fuga de cerebros.

¿Qué hace Rajoy respecto a estos datos? De momento, ha incumplido durante seis meses el mandato parlamentario emanado del debate sobre el estado de la Nación para tomar medidas concretas contra la corrupción. Ahora parece que se ha empezado a desperezar, sin ninguna convicción. Lo importante -como con la Ley de Transparencia- es fingir que se hace algo mientras se mantiene el statu quo vinculado a la corrupción. ¿Cuánto de nuestro dinero se seguirá despilfarrando a día de hoy para mantenerlo? Supongo que Rajoy no se ha tomado la molestia de averiguarlo para no distraerse, como le pasó a Mario Monti: encargó un Libro Blanco y le salió que la corrupción cuesta a Italia 40.000 millones anuales, una cifra salvaje que rompería la concentración de cualquiera.

El presidente no entiende lo que los ciudadanos han comprendido ya a la perfección. Una encuesta publicada hace dos días por el Instituto Elcano desvelaba que los dos asuntos que más preocupan a la población son la crisis económica y la corrupción, ambos calificados con idéntica puntuación. ¿Por qué Rajoy está tan distraído que no lo ve? ¿Por qué no comprende la estrecha vinculación entre corrupción y crisis económica? Es sencillo. Lo explicó con una sola frase Upton Sinclair: "Es muy difícil que un hombre entienda algo si su salario depende de que no lo entienda".

Con mucho énfasis, Mariano Rajoy ha afirmado: "Nada ni nadie nos va a distraer de nuestra tarea esencial", que es sacar a España de la crisis, y con la frase ha revelado la magnitud de su despiste. Antes de las vacaciones, “Bárcenas” era la palabra tabú; pero en agosto los Spin Doctors del PP han encontrado el eufemismo: ahora se llama "Luis distracción".

Mariano Rajoy