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El desierto de lo real
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Irene Lozano

Palabras en el Quicio

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El desierto de lo real

Bienvenidos de nuevo al desierto de lo real, con la venia de Baudrillard. La ficción gubernamental dice que quieren erradicar la corrupción y regenerar la democracia.

Bienvenidos de nuevo al desierto de lo real, con la venia de Baudrillard. La ficción gubernamental dice que quieren erradicar la corrupción y regenerar la democracia. Lo real es la “degeneración” de la democracia, cuyo último episodio les relato.

Se discuten en el Congreso desde hace algunas semanas reformas para regenerar la democracia. La base de la discusión son dos proyectos de ley del Gobierno, proyectos que se suponen acompañados por informes de órganos consultivos (Consejo de Estado, Consejo Fiscal, Consejo del Poder Judicial, etc.). Quiero decir con esto que ya mucha gente sabia ha reflexionado sobre ello. Además, hace ya más de un año se aprobaron por todos los grupos otras medidas contra la corrupción, tras el consabido debate parlamentario. El Gobierno cuenta asimismo con un informe elaborado por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Pues bien, todo esto aún no arroja luz sobre el oscuro asunto.

Se decide llamar a más gente. Venga expertos, toneladas de expertos, que pasen ahora por la Comisión Constitucional para hablar de financiación de partidos y conflictos de intereses. Superflua pantomima: ¿acaso no están los grandes expertos en corrupción aquí dentro? Entiéndanme: ¿no son ellos quienes gobiernan los partidos y quienes han hecho durante los últimos 30 años las leyes oportunas?

La ficción gubernamental asegura que España se regenera. Lo real es que llevan años confundiendo los intereses del país con los suyos

El grupo parlamentario de UPyD propone que comparezca Jorge Trías Sagnier. Fue diputado popular y, como portavoz en la Comisión Constitucional, uno de los artífices de pasadas reformas de la financiación de partidos. El PP decide vetarlo con su mayoría despótica. En el camarote de los hermanos Marx de la lucha contra la corrupción ha sido el único que no ha cabido. Qué cosas. ¿Será porque atesora méritos jurídicos, políticos e institucionales? ¿Será porque habla con claridad y es leal a su país? ¿O porque ha escrito en alguna ocasión que existían los sobres en el PP?

El PP no ha hecho esto solo. Han tenido al PSOE de compinche, y han ofrecido a IU las migajas de aceptarles algunos comparecientes para que callen, como cuando se reparten el CGPJ. Están juntos en esto: la corrupción se negocia en las cúpulas, como siempre, para que caiga sobre ella un oleoso consenso. El resultado será parejo al de la fracasada Ley de Transparencia: en su primer año ha provocado un descenso en la transparencia institucional. Increíble.

La ficción gubernamental asegura que España se regenera. Lo real es que llevan años confundiendo los intereses del país con los suyos. Y ahora, cuando los acusamos de patrimonializar las instituciones –el Congreso es una más– para su uso partidista, nos miran con asombro, pensando: ¿pero cómo vamos a apropiarnos de algo que es nuestro? Esta es la situación en la que estamos.

Bienvenidos de nuevo al desierto de lo real, con la venia de Baudrillard. La ficción gubernamental dice que quieren erradicar la corrupción y regenerar la democracia. Lo real es la “degeneración” de la democracia, cuyo último episodio les relato.

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