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Las tres estafas de Bankia
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Irene Lozano

Palabras en el Quicio

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Las tres estafas de Bankia

Se acabó el simulacro. La ficción contable de Bankia construida por Rodrigo Rato ha quedado desvelada. ¿Y ahora qué? Preguntemos a los responsables políticos de la

Foto: Foto de archivo del expresidente de Bankia Rodrigo Rato (EFE)
Foto de archivo del expresidente de Bankia Rodrigo Rato (EFE)

Se acabó el simulacro. La ficción contable de Bankia construida por Rodrigo Rato ha quedado desvelada. ¿Y ahora qué? Preguntemos a los responsables políticos de la gestión de Caja Madrid y Bankia. El informe pericial sobre las cuentas de Bankia describe una estafa masiva y otros posibles delitos nada desdeñables. Las conclusiones de los peritos resultan demoledoras, y anticipan ingresos en prisión de muchos que hasta su último día de libertad seguirán pisando moqueta. En 400 páginas se describe la gestión ruinosa de Rodrigo Rato, especialmente en lo relativo al riesgo inmobiliario y crediticio. Queda claro que la propia entidad ocultó de forma deliberada esa penosa situación en su salida a bolsa. Los accionistas fueron engañados a gran escala: se manipuló el precio de las acciones y se falsearon los estados financieros.

No nos quedemos en lo penal, no obstante: el detalle de las tarjetas black destapa lo que sospechábamos. Los peritos del Banco de España señalan “la clara voluntad de ocultar la existencia de estas tarjetas y sus gastos asociados” por parte de Caja Madrid y Bankia. Quemaban tarjeta todos los partidos viejos –PP, PSOE e IU–, los sindicatos y la patronal. No hay retrato más fidedigno de la elite insensible, ladrona y chulesca que nos ha llevado a la ruina que esos informes periciales. Sólo falta un invitado en este baile, pues los dos peritos del Banco de España dan cuenta al juez de todas las responsabilidades excepto la del propio Banco de España. ¿Inexplicable o se nos ocurre alguna explicación?

Resulta crucial que no perdamos de vista la estafa política. La quiebra de Caja Madrid –y luego de Bankia– no fue un accidente financiero, consecuencia de la crisis financiera internacional, y cuando Rodrigo Rato lo explicó así en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados, intentaba engañarnos como había hecho con los accionistas. El saqueo estructural se encuentra en el diseño de Caja Madrid, Bankia y las demás cajas. Fue planificado, diseñado y ejecutado minuciosamente por ese establishment que lleva treinta años viviendo a costa de los ciudadanos.

Quebraron Caja Madrid una vez e idearon la venta masiva de preferentes para que los abuelitos taparan los agujeros y pagaran la juerga. Pensaron que bastaría con saquear a sus clientes de mayor edad, pero no resultó suficiente. Decidieron ampliar el círculo a potenciales compradores de acciones, a los que estafaron en la salida a bolsa. Esos fueron los dos rescates privados de Caja Madrid-Bankia. Como tampoco les llegó, llevaron a cabo la ampliación definitiva: el rescate público de más de 20.000 millones, con el que fuimos estafados todos los ciudadanos.

Los responsables penales irán a la cárcel, según todos los indicios. Cuando el banquero Bernard Madoff fue detenido por el FBI admitió: “Todo era una gran mentira”. Aquí no lo reconocerán los responsables políticos de la gran ficción financiera, no reconocerán su responsabilidad en el saqueo de las cajas, es decir, en nuestra ruina actual. No hay que fiarse de quienes quieren regenerar la democracia sin decir la verdad.

Se acabó el simulacro. La ficción contable de Bankia construida por Rodrigo Rato ha quedado desvelada. ¿Y ahora qué? Preguntemos a los responsables políticos de la gestión de Caja Madrid y Bankia. El informe pericial sobre las cuentas de Bankia describe una estafa masiva y otros posibles delitos nada desdeñables. Las conclusiones de los peritos resultan demoledoras, y anticipan ingresos en prisión de muchos que hasta su último día de libertad seguirán pisando moqueta. En 400 páginas se describe la gestión ruinosa de Rodrigo Rato, especialmente en lo relativo al riesgo inmobiliario y crediticio. Queda claro que la propia entidad ocultó de forma deliberada esa penosa situación en su salida a bolsa. Los accionistas fueron engañados a gran escala: se manipuló el precio de las acciones y se falsearon los estados financieros.

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