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Irene Lozano

Palabras en el Quicio

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El mundo entero está quedando impresionado ante su coraje, tanto cuando visitan a parlamentarios europeos como cuando denuncian malos tratos y torturas en la Fiscalía de su país

Foto: La esposa del alcalde mayor de Caracas Antonio Ledezma, Mitzy Capriles. (EFE)
La esposa del alcalde mayor de Caracas Antonio Ledezma, Mitzy Capriles. (EFE)

La escritora nicaragüense Gioconda Belli lo dejó escrito: “Las mujeres entrarán en la historia por necesidad”. Las venezolanas lo están haciendo. Heredan las historias de lucha política de sus maridos. Las convierten en propias. Dignifican la política.

Hace unos días conocí a Mitzy Capriles, mujer del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, que lleva más de un mes en una celda de la prisión de Ramo Verde. Está acusado de conspirar. Mitzy cuenta su historia urgente con una voz tranquila y pausada, mientras su hija la escucha desde una discreta esquina de la mesa. Ledezma es la segunda autoridad del país, pero lo detuvieron sin escrúpulos ni garantías, y lo acusan de conspiración. Las visitas están restringidas, pero incluso los días habilitados para verle, madre e hija marchan hacia la prisión sin estar seguras de que no se cruce en su camino alguna arbitrariedad de los guardianes que les impida estar un rato en contacto con su padre y marido.

Mitzy nos pidió ayuda para dar a conocer su caso, para que la comunidad internacional se rebele contra esta injusticia. Un régimen que tiene encarcelados a tres líderes de la oposición no puede ser sino una tiranía. Le pregunté: ¿Qué podemos hacer? Y esa mujer sencilla, que no quería hacer política, pero se ve empujada a la historia por necesidad me contestó: “Ya lo están haciendo”. Recibirla, hablar con ella, escucharla, difundir las atrocidades del régimen venezolano es la sencilla pero imprescindible labor política que nos solicita.

En la misma prisión se encuentra Leopoldo López, quien lleva más de un año encarcelado. También Lilian Tintori, su esposa, como la de Daniel Ceballos, Patricia Gutiérrez, fueron empujadas a la historia y la política.

Hace no mucho vinieron a verme un grupo de estudiantes venezolanos que residen en España y me preguntaban si valía la pena, si tenían algún sentido las giras internacionales de estas mujeres valerosas, cuando veíamos cómo los opositores iban cumpliendo meses y meses en la cárcel sin que hubiera suficiente presión internacional para hacer desistir al régimen venezolano. No me cabe duda de que estas tres activistas saben lo que hacen. Y vale la pena.

Están poniendo su rostro, su voz y su vida para defender -en las personas de sus maridos- los valores de la libertad y la democracia. El mundo entero está quedando impresionado ante su coraje, tanto cuando visitan a parlamentarios europeos como cuando denuncian malos tratos y torturas en la Fiscalía de su país. Nelson Mandela estuvo más de 20 años en la cárcel, donde atravesó momentos de desesperación. Finalmente, valió la pena, no sólo para él y para su país, sino para todo el mundo, que encontró un líder único: el de la lucha y la unidad. Estas tres mujeres no habrán de esperar tanto para entrar en la historia por necesidad.

La escritora nicaragüense Gioconda Belli lo dejó escrito: “Las mujeres entrarán en la historia por necesidad”. Las venezolanas lo están haciendo. Heredan las historias de lucha política de sus maridos. Las convierten en propias. Dignifican la política.

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