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La memoria y agendas de Jaume Matas
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Graciano Palomo

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La memoria y agendas de Jaume Matas

Hay un canguelo perfectamente descriptible entre antiguos amigos (o socios) del exministro (de Aznar) y expresidente de Baleares, Jaume Matas, repeinao él, frío él, encorajinao él.

Foto: La memoria y agendas de Jaume Matas
La memoria y agendas de Jaume Matas

Hay un canguelo perfectamente descriptible entre antiguos amigos (o socios) del exministro (de Aznar) y expresidente de Baleares, Jaume Matas, repeinao él, frío él, encorajinao él. Vamos a ver por dónde derrota el torito de Palma, porque puede empitonar a más de uno. Ya lo ha hecho en determinados asuntos con el yerno real, pero hay otros.

El único que al parecer, aunque hay que comprobarlo, no le ha dejado en caída libre es su viejo amigo de la universidad Eduardo Zaplana, que dirán lo que quieran (probablemente, con toda razón) pero que en cuestión de amigos siempre se ha mostrado como un tipo leal y legal. Ojalá hubiera tenido yo amigos como el murciano.

Pues bien, hubo otros muchos que fueron beneficiados por Matas -igual que el exredactor de sus discursos-, empresarios y empresarias de altos vuelos (en concreto, la hija envalentonada de un salmantino extraordinario como emprendedor) que se iban de fin de semana a París con el matrimonio ahora enjaulado y despreciado. Naturalmente, Maxim´s era parada y fonda obligada. ¿Pagaban los ciudadanos de Baleares por ventura? Me temo que sí. Y esto es lo que está averiguando la Policía Judicial dirigida por los fiscales implacables e indomables. ¡Ya iba siendo hora!

Dicen los que le conocen (a mi me hubiera gustado sólo por conocer el color de la avaricia estulta) que Matas es un buen manejador de los tiempos (algo se le tuvo que pegar de Mariano) y, como todavía le quedan la friolera de 20 causas penales, podría tener alguna tentación (no mucha, porque es tipo frío) de tirar de la manta palentina…

Ahora comprendo el canguelo. Y no son pocos, oiga. Un colega mío que los conoce a todos y los tiene tabulados (¡qué buen  libro!) no tiene piedad: “¡Qué se jodan!”