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El fin del periodista millonario que repartía patentes
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Graciano Palomo

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El fin del periodista millonario que repartía patentes

Recuerdo que en los confiados años de la Transición le pregunté al entonces ministro Francisco (Paco) Fernández Ordoñez qué le hubiera gustado de no ser un

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El fin del periodista millonario que repartía patentes

Recuerdo que en los confiados años de la Transición le pregunté al entonces ministro Francisco (Paco) Fernández Ordoñez qué le hubiera gustado de no ser un tránsfuga hacia el “felipismo”.

-Yo, Cebrián, director del diario El País.

En efecto, Juan Luis (conocido entonces en los ambientes como el “joven Janli”) era Dios… ¡qué digo Dios: la santísima trinidad!

Gracias a don Manuel Fraga consiguió hacerse con la dirección del nuevo diario y enseguida, olvidando que había trabajado para Arias Navarro como director de Informativos de su TVE, levantó tenderete para repartir patentes de todo: de profesionalidad, demócrata, progresista, etc…

Luego, tras un éxito fulgurante, se hizo banquero (Bankinter) y más tarde pasó directamente al elenco empresarial mediático no sin antes rendirse ante los encantos de María Dolores de Cospedal.

Hoy luce su triste figura en un grupo deshilachado y arruinado, mientras sus antiguos adoradores le sacan la piel a tiras. Paradigmático han sido los casos de Maruja Torres, Elvira Lindo, Enric González, poniéndole de chupa de dómine. Pero también hay hueco para la ignominia. El historiador reputado Santos Juliá, que inicialmente se sumó a la “rebelión de firmas” –“desigualdad como antesala de la ruina, donde hablaba de los “baños de oro en los que alegremente han chapoteado los causantes de la crisis…”-, pronto recogió velas y retiró lo dicho.

Hoy, treinta años después, el acaudalado Cebrián ya no reparte (ni puede) repartir patentes de nada. Bueno, sí, puede repartir billetes de 500 euros entre los que se han quedado en la calle.

¡Me temo que no! Mientras tanto, su hija sigue gozando de la mamandurria de TVE, ahora bajo control de la “derecha fascista” que tanto criticó.     

Recuerdo que en los confiados años de la Transición le pregunté al entonces ministro Francisco (Paco) Fernández Ordoñez qué le hubiera gustado de no ser un tránsfuga hacia el “felipismo”.