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El irónico caso del ministro variopinto
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Graciano Palomo

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El irónico caso del ministro variopinto

El Evangelio alerta permanentemente acerca de cuidarse de los “sepulcros blanqueados”, léase, aquellos que predicen una cosa y luego se conducen de otra. Miren, Jorge Fernández

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El irónico caso del ministro variopinto

El Evangelio alerta permanentemente acerca de cuidarse de los “sepulcros blanqueados”, léase, aquellos que predicen una cosa y luego se conducen de otra. Miren, Jorge Fernández Díaz es uno de sus individuos que llevan centurias subido a la teta política sin que se haya salido de los prospectos al uso de cualquier partido.

Recuerdo los años en los que rendía, por lo bajini, sus encantos a Jordi Pujol cuando era un simple cargo electo por el PP o luego conspiraba contra Alejo Vidal Quadras; o cuando se postraba de hinojos ante ese estadista sin par llamado Narcís Serra cuando el leviatán socialista mandaba fácticamente en España.

Luego encontró su particular camino de Damasco, y consiguió colarse entre los cardenales Rouco y Cañizares como correveidile particular del descreído Rajoy para los asuntos eclesiásticos que le preocupan tanto al gallego. Lo que sucede es que el ministro milita en un partido que no tiene religión oficial, que en su mayoría es laico y no practicante y que, en cualquier caso, se debe al interés general y a superiores religiosos.

Siendo Secretario de Estado en los tiempos de Aznar hacía proselitismo y se dedicaba a repartir estampitas por el ministerio. Ahora aprovecha la amistad del presidente para conseguirse oropel oficial. Todavía se recuerda cuando llamó a un periódico para anunciar que “mañana soy presidente del Congreso de los Diputados…”

Lo más curioso del ministro del Interior es que, a propósito de la sentencia del Constitucional acerca del recurso sobre los matrimonios gays –llevado a cabo Federico Trillo, Fernández Díaz y algún que otro-, el periódico de Julio Ariza le ha echado un cable después de haberle sacado durante años la piel a tira. No hay que olvidar que Ariza era el secretario general del PP en Cataluña (Vidal Quadras) contra los que disparaba inmisericorde el taimado Fernández.

¡Qué país, señor Prelado!

El Evangelio alerta permanentemente acerca de cuidarse de los “sepulcros blanqueados”, léase, aquellos que predicen una cosa y luego se conducen de otra. Miren, Jorge Fernández Díaz es uno de sus individuos que llevan centurias subido a la teta política sin que se haya salido de los prospectos al uso de cualquier partido.