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Pedro J. ‘style’: mi vida por un titular
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Graciano Palomo

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Pedro J. ‘style’: mi vida por un titular

Hace algunas semanas me contaron que una de las personas que pasa por ser “amigo personal” del controvertido, temido y admirado director del diario El Mundo,

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Pedro J. ‘style’: mi vida por un titular

Hace algunas semanas me contaron que una de las personas que pasa por ser “amigo personal” del controvertido, temido y admirado director del diario El Mundo, Pedro J. Ramírez, le llamó para pedir árnica porque su nombre aparecía en una cuenta suiza. Pedía un tratamiento mesurado respeto a un ‘affaire’ en el que no tenía nada que ver y que le produciría grandes quebraderos, tanto en lo profesional como en lo personal.

La respuesta del director, que ya está de vuelta de casi todo y ha visto bajar mucha agua por las riberas riojanas del Ebro, fue que, si en esa cuenta apareciera el nombre de su madre, también lo publicaría.

He consultado con varias personas que conocen profesionalmente a Pedro J. acerca de si esa versión que me relatan es verosímil. “¡Y tanto que es verosímil!”.

Coincidencia total al respecto. Porque los hechos probados demuestran que Ramírez hace periodismo a diestra, siniestra y por el centro. Lo curioso del caso general que nos ocupa es que cuando El Mundo publica informaciones que afectan negativamente al PP o a su Gobierno, rápidamente desde la izquierda o el nacionalismo montaraz se corre raudo y veloz a pedir la dimisión de Mariano Rajoy, con el que Pedro no tiene precisamente las mejores relaciones.

Si por el contrario, esas informaciones afectan a la honorabilidad de los Pujol o a dirigentes del PSOE, la respuesta es que El Mundo está al servicio de la derecha publicando injurias y calumnias en aras a oscuros intereses políticos o económicos. ¿Cómo se puede sobrevivir en estos tiempos aciagos conduciéndose uno con su propio paso? Ya lo escribió Larra en 1820: “Escribir en España es llorar”.

Hace algunas semanas me contaron que una de las personas que pasa por ser “amigo personal” del controvertido, temido y admirado director del diario El Mundo, Pedro J. Ramírez, le llamó para pedir árnica porque su nombre aparecía en una cuenta suiza. Pedía un tratamiento mesurado respeto a un ‘affaire’ en el que no tenía nada que ver y que le produciría grandes quebraderos, tanto en lo profesional como en lo personal.

Pedro J. Ramírez