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¿Qué ministro aspira a ser embajador en el Vaticano?
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Graciano Palomo

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¿Qué ministro aspira a ser embajador en el Vaticano?

Si el presidente Rajoy no tuviera claro que no es el momento de ejecutar cambios en el Gobierno, es muy probable que el atrabiliario ministro ya

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¿Qué ministro aspira a ser embajador en el Vaticano?

Si el presidente Rajoy no tuviera claro que no es el momento de ejecutar cambios en el Gobierno, es muy probable que el atrabiliario ministro ya ocuparía el magnífico sillón que corresponde al embajador español ante la Santa Sede, ubicada en una de las colinas de la inmortal Roma con tales vistas que uno puede imaginarse a Nerón tocando la cítara.

Porque el ministro, acuciado por problemas de todo tipo en un dicasterio que no ha sido capaz de controlar, desea ardientemente salvar su alma repartiendo estampitas de Santa Teresita de Liseux, y estar cerca, muy cerca, del nuevo Papa que, de paso, también es poder.

Pastelero desde tiempo inmemorial en una Cataluña en la que siempre resultó marginal hasta que se apoyó en el poder pujolista, el todavía ministro no es capaz de explicar a sus conmilitones por qué sus policías le siguen la pista a compañeros del Gabinete. Y además, qué carajo, el poder de este mundo siempre es efímero frente a la eternidad.

Se trata de una persona que pretende estar en misa y a la vez repicando, que llegó a ministro por su relación especial con el jefe del Ejecutivo, pero al que ya le interesa poco vivir en Castellana, 5. Quizás olvida el todavía non nato embajador que son muchos los que, al atracar en Roma, perdieron su fe.

Si el presidente Rajoy no tuviera claro que no es el momento de ejecutar cambios en el Gobierno, es muy probable que el atrabiliario ministro ya ocuparía el magnífico sillón que corresponde al embajador español ante la Santa Sede, ubicada en una de las colinas de la inmortal Roma con tales vistas que uno puede imaginarse a Nerón tocando la cítara.

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