El caso de Romana (Sareb) y sus 33.000 euros al mes

Si hay algo que saca de sus casillas a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría es que un(a) teórico(a) subordinado(a) suya se salte a la torera los criterios generales que informa la política concreta del Ejecutivo relativa a los sueldos de aquellas personas que reciben sus dineros procedentes de las arcas públicas.

Belén Romana es la presidenta de la Sareb (banco malo) que el ministro de Economía, Luis de Guindos, cooptó para ponerle al frente de la entidad pública que no querían ver ni en pintura Emilio Botín y Francisco González que como todo el mundo sabe son dos becarios financieros que empiezan ahora y que no tienen ningún peso en el acontecer patrio.

Pues ya es sabido por todos, mucho más por los activistas escarches, que la tal Romana, mujer donde las haya que goza de la amistad y la confianza del único ministro del Gobierno que no tiene ni un pelo de tonto, se embolsó durante el primer mes de curre al frente de la Sareb la nada despreciable cifra de 32.916 euros del ala, es decir, casi seis millones de las antiguas pesetas. ¡Para tratarse de un ente público con fondos públicos no está mal la cifra! Y eso que dicen ir con vocación de servicio a sacrificarse por la causa de España. Se puede comprender el monumental cabreo de Cristóbal Montoro.

Tampoco el director general del banco malo, Walter de Luna, va mal parado: 32.083 euros por 24 días de currele. Esto es que lo más probable es que al 31 de diciembre del 2013 la presidenta y su director general se embolsen cada uno medio millón de euros.

Ya sé que me dirán ‘ipso facto’ que en el sector privado se gana más e incluso mucho más pero habíamos quedado que ese invento se hace con unos elevados impuestos que aportan incluso aquellos que están en el paro. En Moncloa se cogen muchos rebotes pero lo propio sería poner coto a tanto desatino.

¿Es difícil comprender que la calle se suba por las paredes del banco malo? El jefe del Gobierno gana 80.000 euros (en cifras redondas) y su ‘número dos’, 10.000 menos.  

Siempre tengo muy presente aquella máxima de Theodore Hesburgh: “It is easier to exemplify values tan tech them” (Es más fácil ejemplarizar las virtudes que enseñarlas).