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La jeta del comunista Jeta Valderas
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Graciano Palomo

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La jeta del comunista Jeta Valderas

El pueblo diferencia a la perfección entre la prédica y el trigo. Especialmente en su predio andaluz, donde se dice que atan los perros con longaniza.

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La jeta del comunista Jeta Valderas

El pueblo diferencia a la perfección entre la prédica y el trigo. Especialmente en su predio andaluz, donde se dice que atan los perros con longaniza. El hombre que manda en la Junta de Andalucía, el mismo que se pasó lustros denunciando la corrupción del PSOE, el ciudadano que quiere incautar los inmuebles a la banca, el que excita las bajas pasiones del SOC, se quedó en sus años mozos con el piso de un desahuciado acudiendo a la subasta del banco que había perpetrado el desalojo de su propietario porque no podía hacer frente a la hipoteca.

ABC lo tiene contra las cuerdas. Da lo mismo que el hecho ocurriera en 1995, o quizás por ello sea todavía más grave. En un país serio, este postcomunista que alardea de su poder en la tierra más depauperada de Europa debería haberse ido ya a Bollullos Par del Condado -que es su pueblo- a cultivar fresas, que ahí tiene mucho porvenir.

Este tipo de comportamientos sería casus belli en cualquier nación democrática del mundo para mandarle a Corea del Norte a disfrutar de las migajas que deja en su mesa el dictadorzuelo de turno. Por un coche oficial y las prebendas inherentes al cargo rompió el discurso anticorrupción de sus mayores (Antonio Romero, por ejemplo, durante muchos años flamígera llama en pos de la decencia política) y apuntala al PSOE, metido en el peor de los casos de abuso de poder y malversación de caudales públicos que se recuerda por estos lares.

Tengo delante un cartel de IU que reza Rebélate. Estoy de acuerdo. Rebélense todos los andaluces y españoles contra este tipo de personajes, que al más puro Stalin sytle predican una cosa que luego nos se aplican a ellos mismos. Un día no pagan a la Seguridad Social el IRPF de sus trabajadores y otro aprovechan las dificultades de los que dicen defender para, a buen precio, quedarse con sus casas.

El pueblo diferencia a la perfección entre la prédica y el trigo. Especialmente en su predio andaluz, donde se dice que atan los perros con longaniza. El hombre que manda en la Junta de Andalucía, el mismo que se pasó lustros denunciando la corrupción del PSOE, el ciudadano que quiere incautar los inmuebles a la banca, el que excita las bajas pasiones del SOC, se quedó en sus años mozos con el piso de un desahuciado acudiendo a la subasta del banco que había perpetrado el desalojo de su propietario porque no podía hacer frente a la hipoteca.

Diego Valderas