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Las llamadas de Susan Rice (Casa Blanca) a Moragas
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Graciano Palomo

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Las llamadas de Susan Rice (Casa Blanca) a Moragas

El pasado miércoles día 5, a eso de las 13 horas, una tal Susan Rice, a la sazón consejera de seguridad nacional del presidente Obama, telefoneaba

Foto: Jorge Moragas (EFE)
Jorge Moragas (EFE)

El pasado miércoles día 5, a eso de las 13 horas, una tal Susan Rice, a la sazón consejera de seguridad nacional del presidente Obama, telefoneaba al director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Jorge Moragas, con una doble intención.

La primera, conocer la postura del gobierno de Madrid respecto a Siria -intervención militar o no- y, lo más importante, dar a conocer de forma explícita la posición de la Casa Blanca al respecto tras el monumental lío que el primer presidente negro USA ha montado en su propio país tras conocerse el gaseo del régimen sirio a sus ciudadanos. Obama, ese líder cósmico del que habló un día la no menos mundialmente inabarcable Leire Pajín, resulta que es abominado por los líderes norteamericanos que le llevaron al poder frente a los “pijos” del Partido Demócrata y apoyado por los “halcones” republicanos y los más derechistas del PD. ¡Cosas de la historia! Es decir, lo de siempre.

La señora Rice -que tiene un gran parecido con aquella otra de Stanford por nombre Condolezza- le dijo a Moragas lo que ya sabemos respecto a la posición americana en Siria. El diplomático catalán escuchó muy atentamente (en inglés, of course) la perorata de la que pudo ser Secretaria de Estado (¡maldito incidente en Bengasi!) y arrojó alguna luz -no mucha- respecto a las auténticas intenciones de su comandante en jefe.

Esto de que te llamen desde un teléfono rojo desde la Casa Blanca todavía acongoja, oiga. Y al final te da un cierto toque de distinción, sobre todo cuando hay testigos de que la llamada se ha producido. ¡Para luego tener que atender las inevitables paqueiradas de la política doméstica!

La razón por la que la bella y atractiva Susan se gastó un puñado de dólares del contribuyente en su llamada al jefe de la fontanería monclovita tenía por misión fundamental conocer cuál es la posición del Ejecutivo español en relación con Siria.

Se la voy a resumir por corto y por derecho: ¡Lo que digan nuestros mayores!

La cosa quedaba clara para la señora Rice. Unas horas más tarde en San Petersburgo, Obama declaraba su admiración por la marcha de la economía española e invitaba a Rajoy a visitar Washington para que explicara sus reformas.

Y casi a la misma hora, la fragata Blas de Lezo enfilaba su proa hacia la zona del conflicto con la misión clara de frenar el tráfico de armas y explosivos en el Mare Nostrum y acercarse a Siria lo más posible.

Bien, bien, ¿entienden? Lo que digan nuestros mayores. Ni insolidarios, ni catetos.

Antes de visitar la Casa Blanca, para Mariano es más importante lo que ocurra en Alemania dentro de unos días. ¡Esos también son mayores! ¡Vaya!

El pasado miércoles día 5, a eso de las 13 horas, una tal Susan Rice, a la sazón consejera de seguridad nacional del presidente Obama, telefoneaba al director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Jorge Moragas, con una doble intención.

Jorge Moragas Política Madrid