De la soledad a la exuberancia del poder

El pasado lunes 4, fiesta de San Carlos Borromeo, había dos convocatorias en forma de guateques mediáticos con un cierto morbo, porque de alguna manera estaban enfrentados los dos grupos, pese a moverse editorialmente en territorio relativamente común, aunque con formas, estilos y maneras bien diferentes.

El siempre traído y llevado Pedro J. Ramírez presentaba la nueva piel de su exitoso diario ‘El Mundo’ -que estuvo en un tris de ir a parar al portfolio de José Manuel Lara y José Creuheras- sin que el poder hiciera acto de presencia en ninguna de sus manifestaciones fácticas. Pero ya dice Luis María Ansón que el periodismo debe ser básicamente “contrapoder”. Sí, pero a nadie amarga una foto (como antaño), según cuenta en este papel digital Daniel Toledo.

¡Qué tiempos aquellos en los que Ramírez&Ágata no tenían manos para recibir tanto parabién de tanto encopetado! Pero es que ni siquiera se puede aplicar aquí el viejo dicho napoleónico de los padres de las victorias y mucho menos de la derrota. Llevo oído tanto eco sobre el riojano que ya no me creo nada hasta que no lo vea publicado en su nuevo invento en mi iphone.

Lo cierto es que a unos kilómetros de San Luis, en el cuartel general de Josefa Valcárcel, muy cerca del ABC, el atasco era tan colosal que sólo recuerdo tanta fila de coche oficial y paraoficial durante el congreso del PSOE a poco de llegar al poder en 1982. Si, en aquel Congreso que alguien definió como el del “pesebre”.

No es el caso, oiga.

La impresión es que en la gran cuestión mediática española van a pasar cosas. Me encontré por allí a Luis Enríquez, caballero donde los haya -la competencia no quita lo educado- que al día siguiente tenía lo suyo en su casa a propósito de la entrega de los premios Luca de Tena. Me pareció que el antiguo alto ejecutivo de Unedisa sabe más de lo que me contó. Todo el mundo conoce que el actual statu quo es insostenible y si de alguna manera en lo audiovisual se hizo lo que se hizo (tendré que contar algún día, cuando mi fuente me lo permita, la auténtica razón del por qué Atresmedia compró La Sexta) resta ahora ordenar y poner en balance el resto de los productos mediáticos que están casi como las cuentas de los partidos políticos. Eso sí, sin subvenciones.

Espero se me haya entendido algo.