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El ministro/revelador para presidir Europa
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Graciano Palomo

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El ministro/revelador para presidir Europa

A lo largo de estos dos aciagos años, el presidente del Gobierno ha padecido sobremanera y con gran dolor dos acontecimientos singularmente. El primero, las acusaciones

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A lo largo de estos dos aciagos años, el presidente del Gobierno ha padecido sobremanera y con gran dolor dos acontecimientos singularmente. El primero, las acusaciones de Bárcenas respecto a poner en duda su honorabilidad personal (con el corolario añadido del diario El Mundo) y, el segundo, las acusaciones de algunas dirigentes de asociaciones de víctimas del terrorismo respecto a que él tendría algún apaño con ETA y adláteres.

Pero hay otros resquicios para la pesadumbre. Por ejemplo, que la Unión Europea, es decir, Alemania, es decir, Angela Merkel, le debe un guiño de complicidad porque es un hecho cierto que España en estos momentos, y salvo el caso de Joaquín Almunia (en decadencia y finiquitado, en cualquier caso), no dispone de ningún puesto relevante dentro de las instituciones europeas. Porque también se perdieron en el decisivo BCE los consejeros que antaño había.

De ahí que intente por todos los medios una recompensa europea, que la canciller se muestra remisa a conceder, sobre todo tras su pacto interno con los socialdemócratas alemanes. Pero necesita primordialmente argumentos sólidos en los que ir de pedigüeño. Cree que su actual ministro de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, la gran revelación en color del gabinete, puede ser un magnífico presidente de la Comisión en sustitución del maltrecho e inexistente José Manuel Durao Barroso.

Ahora mismo, Arias Cañete, uno de los españoles mejores conocedores de los intríngulis europeos, tendría asegurada una vicepresidencia que sabe a poco. El pelotazo sería la presidencia que, naturalmente, ejercería en clave hispana. Casi más importante en la vida, y más en la vida política, que tener gracia es ser gracioso, léase tener suerte.

Y el madrileño afincado en Jerez tiene su particular “baraka”, al menos por ahora porque siempre hay que estar atento a las veleidades del cambio. Lo dejó escrito JFK: “El cambio es la ley de la vida…”.

A lo largo de estos dos aciagos años, el presidente del Gobierno ha padecido sobremanera y con gran dolor dos acontecimientos singularmente. El primero, las acusaciones de Bárcenas respecto a poner en duda su honorabilidad personal (con el corolario añadido del diario El Mundo) y, el segundo, las acusaciones de algunas dirigentes de asociaciones de víctimas del terrorismo respecto a que él tendría algún apaño con ETA y adláteres.

Miguel Arias Cañete Unión Europea