La Sexta pone a Lara en la encrucijada

Doy hoy tanta importancia a la vieja pregunta de los manuales básicos del periodismo de quién dice qué, que me apresto a poner blanco sobre negro esta cuestión.

Los jefes del Partido Popular, incluso más que en el Gobierno, no pueden más con lo que consideran fusilamiento sumario por parte del “otro canal” de su amigo José Manuel Lara, que todavía controla la “factoría Contreras”. Están haciendo su particular agosto con el desgarro social que se sufre el país al socaire de la gran crisis que, en gran parte, provocó su protector de antaño y deudo permanente al que se conoce como José Luis Rodríguez Zapatero.

-¡Estos tíos -estalla Cospedal- sólo me mencionan para injuriarme y en ocasiones calumniarme… Soy un chollo para ellos… Un chollo que acepta sin rechistar sus improperios y en ocasiones su humor malintencionado y torticero…!

El enorme cabreo que se puede husmear dentro del extenso partido que es el PP ha llegado ya al capo de Atresmedia, José Manuel Lara, de quien todo el mundo dice que suele poner una vela a Pedroso y otra a la Moreneta. Incluso algunos de sus altos ejecutivos se excusa respecto a la salvación económica y empresarial de laSexta argumentando que había otras opciones “muy peligrosas” para quedarse con los despojos del otrora canal del joven Roures.

No es el centroderecha un referente, en cualquier caso, de habilidad ancestral para el tratamiento de los medios en beneficio propio, salvo urdacis zafios, baratos y sin recorrido. No hará falta recordar al respecto el inmenso fiasco de Aznar, en sus años mozos y de poderío, cuando ordenó una operación que acabó dejando en Telefónica más agujeros que un queso de gruyère. Y todo por jugar a la contra y querer burlarse de Polanco, al que entonces quedaba menos vida física y empresarial que a un condenado en Alcatraz.

Y acabo como empecé, describiendo la realidad que veo alrededor. José ManuelLara y sus ejecutivos han demostrado saber capear con habilidad y soltura las presiones que les llegan de aquí y de acullá. Bien. Pero tendrá un serio problema cuando por mor de los acontecimientos, aún de los intereses, no tenga resquicio para decir “depende”.Y sólo puede balbucear: sí o no.