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Graciano Palomo

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¿Quién se quiere cargar a Montoro?

Un biministro que acumula tanto poder fáctico en su cartera no debería sorprenderse de que las escopetas disparen por doquier en cuanto sale de casa. ¡Casi va

Foto: El ministro de Hacienda, Cristobal Montoro (EFE)
El ministro de Hacienda, Cristobal Montoro (EFE)

Un biministro que acumula tanto poder fáctico en su cartera no debería sorprenderse de que las escopetas disparen por doquier en cuanto sale de casa.

¡Casi va de suyo!

Lo tiene asumido, pero no pasa porque se intente jugar con “cosas de comer” que afectan a la estabilidad del Estado como es la Agencia Tributaria. No va a permitir que se traspasen líneas rojas.

Rajoy eligió al enjuto jienense para el cargo más decisivo de la legislatura por varias razones. La primera porque se trata de uno de los principales expertos españoles en Hacienda Pública; segundo, porque posee experiencia en ese tajo y, finalmente, porque tiene acreditada su independencia de juicio y de actuación respecto a los poderes fácticos económico/financieros de siempre y que durante muchos años, incluso siglos, hicieron de España su fisco particular.

¡Había que acabar con esa merienda!

Ya en la anterior legislatura tuvo encontronazos perfectamente descriptibles con el alto mando financiero que podríamos sustanciar en el entonces todopoderoso consejero delegado del Grupo Santander, Alfredo Sáez. Pero no fue el único. Laminó posteriormente los beneficios fiscales a las empresas que invertían en el exterior (eléctricas y constructoras principalmente), para más tarde meterles mano de nuevo a la cartera.

Por ahí andan los ojeadores. Luego se conduce ya como lo que es: el ministro de Hacienda más longevo en la cifra de 287 titulares de Hacienda desde el año 1700. Y previsiblemente seguirá batiendo ese récord porque tiene el puesto asegurado, como mínimo, hasta comienzos del 2016.

¿Manda? ¡Mucho! ¿Tiene adversarios entre sus propias filas? ¡Unos cuantos! ¿Está dispuesto a bajar el pistón en su tijera? ¡En modo alguno!

La conclusión la sacan ustedes.

Un biministro que acumula tanto poder fáctico en su cartera no debería sorprenderse de que las escopetas disparen por doquier en cuanto sale de casa.

Cristóbal Montoro