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El avispero andaluz: nada es lo que parece
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Graciano Palomo

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El avispero andaluz: nada es lo que parece

Si Javier Arenas hubiera obtenido un puñado de votos más en aquella extraña cita del 25 de marzo de 2012 nos hubiéramos ahorrado muchos quilombos caros,

Foto: José Manuel Moreno. (EFE)
José Manuel Moreno. (EFE)

Si Javier Arenas hubiera obtenido un puñado de votos más en aquella extraña cita del 25 de marzo de 2012 nos hubiéramos ahorrado muchos quilombos caros, innecesarios y desgarradores. Ganó las elecciones por vez primera en la historia del centro/derecha, pero quedó estigmatizado.

¡Qué cosas! Por eso que no hay derrotas dulces ni victorias amargas, don Alfonso Guerra. Aquellos polvos trajeron estos lodos.

Resulta que el territorio autonómico más poblado de España es un erial. Y no será porque no se han invertido miles de millones de euros desde que Felipe, el sevillano, estuvo durante catorce años al timón con sus aves, sus expos, sus mundiales, las copasdavis que vinieron después y toda su leche.

No hay alternativa a unos partidos empeñados en bailar el agua al fracaso continuado y persistente. El Partido Popular tiene, incluso, que aguantar lecciones de carajal de una señora que no ha regentado una mercería pero que en opinión de mi bien plantado colega (y sin embargo amigo) Ignacio Camacho -¡como fino sevillano (Marchena) se moja el dedo y sabe de qué lado sopla el viento!- me advierte que a la “seño” le basta y le sobra con el simple hecho de estabilizar el PSOE… El resto lo hace la sociología andaluza…”.

Debe ser, oiga. La cosa no pinta bien para un centro/derecha organizado donde la secretaria general se quitó de en medio a la vuelta de las vacaciones estivales (Marbella, Andalucía) y así se lo dijo a su comandante en jefe “porque Javier quiere que todo siga igual”. Rajoy fue taxativo: “Yo me ocupo…”. Le pidió nombres para liderar la cosa y la manchega le ofreció cuatro. Hasta hace unos días en Valladolid donde el presidente le pidió que convocara a los presidentes provinciales andaluces en Sevilla para convocar el congreso regional.

Saltó la sorpresa porque el elegido era Juan Manuel Moreno, un muchacho arenístico/matístico de toda la vida.

El misterio es propio de una esfinge: Soraya, Arenas, Moragas… Si, Moraguitas, el de los papeles.

¿Me han entendido?

Dar por muerta a María Dolores tras el episodio andaluz me parece como mínimo aventurado a día de hoy y políticamente pizca tosco.

Aunque seguro que habrá más sorpresas “Made in Rajoy”. Va de suyo.

Si Javier Arenas hubiera obtenido un puñado de votos más en aquella extraña cita del 25 de marzo de 2012 nos hubiéramos ahorrado muchos quilombos caros, innecesarios y desgarradores. Ganó las elecciones por vez primera en la historia del centro/derecha, pero quedó estigmatizado.

Javier Arenas