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La justicia española chorrea sangre
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Graciano Palomo

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La justicia española chorrea sangre

Recuerdo haber oído en numerosas ocasiones a Manuel Pizarro que lo más urgente para España, y antes que nada, es la reforma de la Justicia. ¡Está

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Recuerdo haber oído en numerosas ocasiones a Manuel Pizarro que lo más urgente para España, y antes que nada, es la reforma de la Justicia. ¡Está en estado catatónico!

El presidente de Baker&Mckensey lleva años sosteniendo que sin una administración de Justicia creíble, seria, segura, solvente, rápida y justa, España no saldrá del tercer mundo. Es la última “ratio” para distinguir un Estado de Derecho en el que se puede confiar de un asentamiento donde se lleva la liebre cocinada el último y más espabilado cuatrero.

De ahí que pese a que el PP lo propuso como ministro in péctore de Economía si Rajoy hubiera ganado las elecciones de 2008, el hecho cierto es que la gran ambición del turolense no era otra que ser ministro de Justicia. ¡Además, oiga, es abogado del Estado!

Pues bien, he conocido en los últimos tiempos algunos ejemplos de cómo funciona la Justicia por estos lares. No ha llegado todavía a nuestros abigarrados y destartalados juzgados un principio básico que lleva siglos aplicándose en los tribunales anglosajones: un juez en ejercicio no puede desconocer lo que la mayoría de la población conoce.

El redicho Javier Gómez Bermúdez –más atento por lo que parece a las cámaras que a los legajos (por algo será)- no ha tenido inconveniente en afirmar que sufre presiones todos los días y de muy distintas formas. ¡Acongojante!

Luego viene a bote pronto: “La justicia desahuciada. España no es un país para jueces”, que ha tabulado a toda velocidad y con la indignación sin contener Elpidio José Silva, el juez (22 años) del tercer turno. ¡Él sabrá!

Para terminar tenemos ya sobre el tapete la “batalla de Madrid” donde dos espadachines de la toga miden sus fuerzas. Por un lado, Francisco Javier Viera, que aspira a seguir al frente del TSJM frente a las pretensiones de un gran profesional de la cosa, Alfonso Villagómez Cebrián, cuyo CV es descollante.

Está por ver si la “política”, como ocurre en el CGPJ, también es decisiva en estos escalones.

Recuerdo haber oído en numerosas ocasiones a Manuel Pizarro que lo más urgente para España, y antes que nada, es la reforma de la Justicia. ¡Está en estado catatónico!

Elpidio José Silva Javier Gómez Bermúdez CGPJ Jueces