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El sufrimiento de Blesa por las preferentes
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Graciano Palomo

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El sufrimiento de Blesa por las preferentes

De los tejemanejes que se trae el señor Blesa para tratar de evitar lo inevitable, es decir, volver a vivir entre rejas, algún día se escribirá

Foto: El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa. (Efe)
El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa. (Efe)

De los tejemanejes que se trae el señor Blesa para tratar de evitar lo inevitable, es decir, volver a vivir entre rejas, algún día se escribirá para sonrojo del sistema y del “statu quo” en cuyo festín participaron casi todos, sindicatos, partidos de izquierda, amigos, amiguetes, deudos y pintores.

Incluso después de haber perdido su gran valedor -léase Elpidio Silva-, el expresidente de Caja Madrid por mor de Aznar y con el aval de UGT y CC.OO. debería tener un poco de respeto para el conjunto de los españoles -a los que ayudó a ser un poco más pobres a costa de su opulencia y su codicia-y dejarse de paqueiradas a la hora de describir su “sufrimiento” simplemente porque la opinión pública se enteró de sus presuntas fechorías al frente de una entidad parapública a la que dejó con más agujeros que un queso de gruyere.

El sufrimiento diario, contante y arruinado, es el de los miles de preferentistas que confiaron en su honradez y su capacidad y fueron burlados como doña Inés a manos del obseso don Juan. Veo a diario ancianos preferentistas esquilmados con pobres pancartas deambulando por las calles de Madrid y repitiendo eslóganes que sin ser siquiera oídos producen conmiseración y enorme pena.

Gentes de este porte deberían pasar una temporada también en Ciempozuelos porque han terminado por creerse sus propias mentiras. Los emails existen y sólo por ellos deberían pasar Blesa y sus cuates por el santo oficio del arrepentimiento y el sambenito. Inmisericorde. Lejos de ellos se pavonean en sus chalés y cenitas múltiples -La Moraleja como punto de encuentro-del dinero amasado cuando cualquier mente sana debería concluir que no les pertenece.

Habló luego ante el juez de que tenía un prestigio. ¿Pero se ha vuelto majara del todo este inspector del fisco? ¿Prestigio? ¡Sería en su pueblo de Jaén si repartía merchandising de Caja Madrid por Semana Santa!

La indignación (de preferentistas y gente decente) es un concepto que no cotiza en bolsa. Al menos, debería servir para que tipos como Blesa y los que le encaramaron al poder financiero no pudieran pisar la calle.

Pero si hubiera un mínimo de justicia se quedarían sin honra y sin dinero, que es donde les duele. Pero ya hemos abandonado toda esperanza con Dante a la entrada del Quinto Infierno.

De los tejemanejes que se trae el señor Blesa para tratar de evitar lo inevitable, es decir, volver a vivir entre rejas, algún día se escribirá para sonrojo del sistema y del “statu quo” en cuyo festín participaron casi todos, sindicatos, partidos de izquierda, amigos, amiguetes, deudos y pintores.

Miguel Blesa Caja Madrid