La nueva estrella en las cosas de comer

Isabel García Tejerina (Valladolid, 1968), soltera, ingeniera agrónoma, licenciada en Derecho, máster en Comunidades Europeas, Agribusiness Harvard Business y un sinfín de títulos más, se afilió al Partido Popular en el año 2004, al día siguiente de que el PP perdiera las elecciones generales tras el 11-M. Habla correctamente inglés y francés y, amén del tenis -incluso viajaa Roland Garros para seguir a Rafael Nadal- y el esquí que practica con asiduidad, su tiempo lo dedica full timea las labores propias de su sexo y condición, esto es, los asuntos europeos de la agricultura y la ganadería.

Antes había servido en asuntos agrícolas en la Junta de Castilla y León y posteriormente a las órdenes de la ministra Loyola de Palacio en el mismo surco, nunca mejor dicho.

No tuvo muchos problemas Miguel Arias Cañete precisamente para convencer al jefe del Gobierno de que su sustituta al frente del emergente Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente debería ser su secretaria general.

Porque Rajoy había utilizado a Isabel como asesora especialísima en aquella cumbre de jefes de Estado y de Gobierno donde se jugó el futuro de la agricultura (2014-2020) cuando la PAC decidió conceder a España la friolera de 47.000 millones de euros en ese periodo.

A sus 46 años, García Tejerina se sienta en la poltrona ministerial de Atocha a la chita callando, sin hacer ruido (justo lo que le gusta a Mariano) con un perfil netamente técnico, es verdad, pero con una vocación política innegable.

En los últimos consejos de ministros ha sido objeto de escrutinio por parte de sus colegas, siempre arropada por la vicetodo Sáenz de Santamaría, con la que no sólo comparte su condición de fémina sino también capacidad de curre, paisanaje y algunas amistades.

Isabel García Tejerina ha estado detrás de algunos de los éxitos más rutilantes en materia agrícola y ganadera de los últimos tiempos. Con su carita de no haber roto nunca una taza de téy una pizca de timidez apenas descriptible, la nueva ministra se ha asentado con voz propia dentro de un gabinete que su comandante en jefe está dispuesto a mantener a toda costa nieve o escampe.

Mucho más si el próximo 25-M los ciudadanos le vuelven a conceder de alguna manera su confianza.