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Cuando Carrasco aspiraba a todo
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Graciano Palomo

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Cuando Carrasco aspiraba a todo

Si la memoria no me falla creo recordar que conocí a Isabel Carrasco durante los fastos de la Expo 92 cuando ya era miembro(a) del gabinete de Juan José Lucas

Foto: Isabel Carrasco, en una imagen de archivo.
Isabel Carrasco, en una imagen de archivo.

Si la memoria no me falla creo recordar que conocí a Isabel Carrasco durante los fastos de la Expo 92 de Sevilla cuando ya era miembro(a) del gabinete autonómico de Juan José Lucas en la Junta de Castilla y León.

Cooptada por José María Aznar -a ambos les unía su condición de inspectores fiscales-, Carrasco se percató de inmediato-con una impronta tan personal como inexportable- de que podía hacer carrera política y en algún sentido se propuso hacer coincidir fin y medios. Los leoneses son ciudadanos de gran valor que en ocasiones les hace ser muy suyos. Casos hay por doquier y, por concretar, quiero hacerlo en la persona de Juan Morano a quien el escaño y el oropel no le hizo declinar de su palabra y de sus propios intereses, naturalmente.

No voy a entrar en los corolarios de todo tipo que el asesinato de la menuda Isabel -algunos realmente repugnantes y obscenos que sacan a la luz todo el pus que es capaz de rezumar la propia condición humana- ha puesto sobre la reseca piel de España. El asunto nada tiene que ver con la 'política', es verdad, pero sí con la capacidad de ventear vidas y hasta haciendas que los cargos institucionales adjuntan en un país como España.

Isabel siempre tuvo claro que gobernar es decidir y decidir es optar. Como corajuda leonesa que decidía y optaba -consciente de su propia posición en aquella tierra- se granjeó menos amigos que enemigos porque al final lo que hay para repartir es lo que hay.

En una ocasión en el aeropuerto de Villanubla (Valladolid) tuvimos que hacer una espera de más de dos horas por mor del viento. Durante la media docena de cafés que nos tomamosconfesó que no estaba segura de haber acertado eligiendo la vida pública: “Podía llevar una vida más tranquila y ganando mucho más dinero abriendo despacho de asesoría fiscal o incorporarme a alguna multinacional de la tierra para llevarles las cuentas…”.

Los ingredientes del caso, tragedia incluida, abarcan un sinfín de pormenores que se degluten todos los días en los canales de televisión, en determinadas ocasiones sin el más mínimo pudor. Desde luego, 'apasionada'era; lo certifico. Pero aunque las opiniones sean libres, los hechos también son sagrados.

Un final terrible para un epitafio clásico: “Sic transit gloria mundi”.

Si la memoria no me falla creo recordar que conocí a Isabel Carrasco durante los fastos de la Expo 92 de Sevilla cuando ya era miembro(a) del gabinete autonómico de Juan José Lucas en la Junta de Castilla y León.

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