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Arias Cañete quería una mujer
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Graciano Palomo

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Arias Cañete quería una mujer

Miguel Arias Cañete o cómo perder la auctóritas en dos días. El ministro  ya se maliciaba que las dos semanas de mayo acabarían en sangre. De

Foto: El cabeza de lista del PP a las europeas, Miguel Arias Cañete. (Efe)
El cabeza de lista del PP a las europeas, Miguel Arias Cañete. (Efe)

Miguel Arias Cañete o cómo perder la auctoritas en dos días. El ministroya se maliciaba que las dos semanas de mayo acabarían en sangre. De ahí sus enormes reticencias a aceptar una nominación electoral que, de alguna forma y en campaña, estaba destinada de antemano al fracaso.

Escrito en román paladino: tenía mucho que perder (como parece) y poco que ganar (parece obvio).

El gran objetivo político del madrileño con corolarios jerezanos era ser comisario, como mínimo, en el próximo gobierno de la Unión. Y ello se podría producir sin necesidad de pasar por las horcas caudinas de una campaña electoral a cara de perro que es para lo que menos está dotado. Cuando se conoció, con mucha antelación, quePérez Rubalcaba había decidido uncir su suerte a la de Elena, nominando a Valenciano cabeza de cartel, el orondo ministro de Agricultura y Medio Ambiente vio que jarreaba en el páramo. Tiró de argumento lógico: si el PSOE ha puesto a una mujer, nosotros debemos poner una mujer.

Una forma como otra cualquiera de sacudirse el muerto, porque si hay alguien que conoce a Cañete ese es Miguel Arias. Nadie ha recordado sus gracietas como aquella de la “manteca colará” y un sinfín de salidas de pata de banco que no tienen la más mínima importancia sentado a una mesa en Bruselas, pero sí en el fango electoral español. Por corto y por derecho: que Cañete no quería ir, no lo necesitaba y apostaba por una mujer de las muchas que adornan el amplio salón popular.

El problema de Cañete es que tiene un jefe como Rajoy que no da fácilmente, aunque los desinformados digan lo contrario, su brazo a torcer y no cambia de tesis de la noche a la mañana. El envite del 25-M era demasiado importante para el jefe del Gobierno como para andarse con remilgos. Cañete, paso al frente.

35 días después comprendo su depresión. Aunque gane. Ha dejado muchos pelos absurdamente en la gatera y en los países europeos que deciden no les gustan las paqueiradas.

¡Ojo al dato!

Miguel Arias Cañete o cómo perder la auctoritas en dos días. El ministroya se maliciaba que las dos semanas de mayo acabarían en sangre. De ahí sus enormes reticencias a aceptar una nominación electoral que, de alguna forma y en campaña, estaba destinada de antemano al fracaso.

Miguel Arias Cañete