Ideas de Zarzuela: pillar a Ronaldo

En anteriores entregas he tomado posición desde una no posición monárquica (defender la Corona con argumentos democráticos es sencillamente imposible) acerca de que el Príncipe de Asturias, persona que veo cuajada, profesional y patriota, se merece una oportunidad siempre y cuando decida someter su representación a un referéndum directo y ad hoc. Él sabe mejor que nadie que es la única salida para que su travesía no se convierta en un calvario que desemboque finalmente en un Gólgota.

Me parece acertada la estrategia que la pareja real ha tomado –ignoro si cocinada en los peroles de Rafael Spottorno, Ayuso o de la propia Letizia, al fin y a la postre lo mismo da, que da lo mismo- tratando de ganar oportunidades en el simple devenir de la vida y, por ejemplo, al socaire de sus diez “cortos” años de matrimonio. Hay cosas, sin embargo, que son ridículas.

Por ejemplo, ventear que sacaron sus entradas por internet para ver la magna exposición de El Greco en Toledo es una estulticia. Por ahí no hay nada que ganar. La Corona sólo se sostendrá si, en efecto, el pueblo percibe que le resulta útil y además cumple su principal objetivo: simbolizar la unidad y permanencia del Estado. Sin eso, ni internet, ni leches.

Pero, bueno, se está en el gesto populista llano y simple. Fantástico, colosal me parece que hayan abierto cuenta en Twitter (luego que no se quejen de los improperios que les suelten desde el anonimato) y que hayan batido récords mundiales de seguidores: 46.000 en dos días. ¡Grandioso! La institución está salvada.

Pido datos al respecto. Me encuentro que Cristiano Ronaldo cuenta con 26.104.505 seguidores; Xabi Alonso, 7.104.302; Sergio Ramos, 4.335.357;Iker Casillas, 1.427.924;David Villa, 5.802.619; y el portero atlético Courtois, 436.436 seguidores.

¡Tienen tajo los Príncipes!

Siempre he creído, en base a muchas experiencias, que las cosas no terminan pareciendo lo que no son por mucho marketing que se oxigene. Nada permanece en el tiempo si no hay verdad que lo sostenga. En los supuestos de don Felipe y doña Letizia con mucha más razón. Su misión, dado que no mandan nada aunque la Princesa crea que sí, es la de representar lo más dignamente posible a la Nación.

Pero antes y para ello tiene que existir Nación.