A Cañete le quieren dejar sin comisaría

Estas cosas pasan en la vida política. Por la mañana te levantas en mirlo blanco y al atardecer estás mustio. Miguel Arias Cañete en los veinte días de campaña electoral no perdió su conocimiento acerca de las cosas de comer que se ventilan en Bruselas; ni pasó de ser un tío muy listo a tonto de remate porque erró en lo del ‘machismo’.

El exministro continúa siendo uno de los españoles con mejor preparación técnica para asumir responsabilidades ejecutivas en el difícil mundo de la Unión Europea donde la ‘política’ tiene su sitio y en donde se la cogen con papel de estraza en lo políticamente incorrecto. Los socialistas y demás compañeros de viaje en aquel multiparlamento de Babel no se lo van a poner fácil a la hora de darle su voto y su confianza para asumir una cartera europea.

Hasta ahí todo normal. Ya dijo Churchill aquello tan mentado de que los auténticos enemigos de un político están en la propia bancada. Sabedores de que Miguel Arias puede tener algún problema en esa autorización parlamentaria, un colega de militancia, creo, Iñigo Méndez de Vigo, número dos en el palacio de Santa Cruz, espera su oportunidad. Aquí estoy yo para lo que fuere menester.

Méndez de Vigo, secretario de Estado para la UE, sobrino de la “musa” Carmen Díez de Rivera, lleva toda la vida en el Parlamento Europeo y puede ser la segunda vía porque, dicen, no está muy cómodo al lado de José Manuel García Margallo, mientras al intrépido exministro de la barba blanca se lo llevan los diablos.

¡No somos na, don Miguel!