El millón de amas(os) en el paro

Juan Rosell, patrón de patrones, lo tienen claro: en el INEM hay como mínimo un millón de personas que no deberían contar como desempleados. No es el único en creerlo. Los expertos sostienen que, en efecto, hay un millón de personas que habría que sacar de esa fatídica lista.

En cualquier caso, la expurgación no desmerece la tragedia que supone las elevadísimas tasas de paro, absolutamente insoportable, sobre todo entre los mayores de 45 años y los jóvenes sin bajar a territorios como Andalucía y Canarias donde el detritus laboral alcanza cotas propias de la Franja de Gaza.

De ahí que no se entienda la oposición frontal de la izquierda (especialmente del PSOE que recordar ha gobernado España durante 22 largos años) a las medidas concretas presentadas por el Gobierno en el Congreso en un intento de bajar la mejora de la macro a cuestiones micro. No es una excusa que el Ejecutivo haya llevado ese paquete de medidas que afectan de plano al bolsillo de los ciudadanos autónomos y pequeños empresarios en forma de decreto-ley. Es un instrumento legal tan válido como cualquier otro.

¿Cómo es posible que la izquierda diga que un tema como este hay que tratarlo con “sosiego”? ¿Sosiego ante una legión de depauperados –situación que ellos mismos denuncian con acritud–y de pequeños emprendedores atosigados por las comisiones en el sistema de pago? ¡Se han vuelto completamente locos! Sosiego lo podrán tener ellos –Soraya Rodríguez en particular en plena lucha por seguir en el machito haciendo méritos–que tienen su buen sueldo asegurado por sentarse en un escaño pero no los dos millones de familias que no tiene para llenar un plato.

Palabras, palabras, palabras. Y se necesitan hechos, hechos, hechos.

Miren amigos la primera vez que nos engaña un político es culpa suya. La segunda es nuestra.