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Se acerca el momento de la gran coalición PSOE/PP
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Graciano Palomo

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Se acerca el momento de la gran coalición PSOE/PP

Desde la Guerra Civil nunca hubo tantos argumentos en la España constitucional para ir a una confluencia del centroderecha y el centroizquierda

Foto: Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. (Efe)
Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. (Efe)

Desde la Guerra Civil nunca hubo tantos argumentos en la España constitucional, moderada y democrática para ir a una confluencia del centroderecha y el centroizquierda. La oposición frontal a un gobierno de coalición que encare los muy graves problemas que acucian a la sociedad española es el último vestigio de la contienda civil que ya debería haber quedado únicamente como pasto de historiadores.

La modernidad de las naciones en pleno siglo XXI se mide, entre otras cosas, precisamente por la capacidad de sus dirigentes para ir a lo mollar y penetrar en el interés generalpor encima de las diferencias e incluso los matices.A los ciudadanos españoles de la actual hora lo que les interesa en esencia es esto:

-Poder sobrevivir y mantener si fuera posible su nivel de vida, apoyado en los servicios básicos de un Estado del Bienestar que se sustancia en educación gratuita y de calidad, lo mismo que la sanidad.

-Eso sólo se consigue con un generalizado nivel de empleo, porque el paro se ha demostrado como la madre de todas las desgracias. Y para avanzar en la creación de empleo se necesita inversión. Para que haya inversiónse necesita confianza y para que haya confianza es obligada la estabilidad política e institucional.

-Sin Estado y su permanencia no hay derechos de ningún tipo. Es algo que la izquierda no debería desconocer y parece que desconoce. Ahora mismo el Estado y, por lo tanto, la Nación, está en almoneda. Sólo un pacto formal y jurídico entre el centroderecha y el centroizquierda impedirá que hasta el Estado se deshilache y haya que meterlo en cuarentena.

-El cambo de 'modelo'político sólo se puede llevar a cabo desde una sólida posición. Avanzar hacia una nueva transición que se necesita más que el comer para enterrar los principales errores de los últimos 40 años requiere compromisos muy serios por parte de las fuerzas mayoritarias.

Finalmente, se necesitaría, sin duda, convencimiento por un lado y generosidad, por otro, por parte de los líderes. Hasta ahora no ha habido ni una cosa ni otra. Felipe González preconizó un gobierno de coalición al inicio de la crisis y pasado el tiempo llevaba toda la razón. Si se hace en potencias democráticas y económicas de nuestro entorno no se sabe bien qué maldición especial tiene que sufrir España.

Lo que tengo para mí es que hasta que caiga ese tabú no se habrá conseguido la plena normalización democrática y, lo que es peor, los ciudadanos podrán pensar con justeza que a los políticos les interesa más ellos mismos que resolver las cuitas de los que les pagan.

Desde la Guerra Civil nunca hubo tantos argumentos en la España constitucional, moderada y democrática para ir a una confluencia del centroderecha y el centroizquierda. La oposición frontal a un gobierno de coalición que encare los muy graves problemas que acucian a la sociedad española es el último vestigio de la contienda civil que ya debería haber quedado únicamente como pasto de historiadores.

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