Antonio Banderas se come a los peronistas

Estas cosas son las que me sorprenden en el comportamiento mediático español. Resulta que si Antonio Banderas se hubiera ciscado en el manto de la Pilarica o hubiera referido algún episodio sobre Melanie se hubiera montado la mundial aquí en su tierra patria. Pero resulta que ha hecho en Buenos Aires –donde nos adoran sus dirigentes kichnerianos- el mejor análisis sobre la realidad nacional y no se ha enterado ni dios.

Resulta que le estaban tocando las castañuelas al actor a propósito de su “amada España”, léase corrupción, guerra civil, paro, crisis, injusticias, etc… –precisamente desde Argentina- cuando el malagueño pidió el micrófono y les puso el dulce de leche como una empanada de la Pampa sin reparar en gastos. Habló del Estado de Derecho, de la mermelada que se echa sobre la protesta pública en la que Podemos tiene una gran carga de ello y habló claro sobre la violencia como forma de protesta: “Jamás he apoyado eso, ni lo apoyaré nunca… No me parece justo. Se pierde la razón”.

Estando en el predio de doña Cristina y don Axel Kicillof, Banderas no tuvo ningún reparo en reivindicar a España como “un país donde se encarcela a los corruptos” para acto seguido denunciar los “linchamientos”.

Supongo que el círculo cultural del partido de Iglesias ya habrá abierto carpeta Banderas. Porque, en su opinión, no tiene programa…”Yo te puedo prometer Disneylandia, te voy a subir el sueldo cinco veces, jubilarte a los 50… En España aceptamos lo que el pueblo decide votar, pero creo que una cosa es un sondeo y otra bien distinta es votar…”.

¿Alguien se atrevió a decir alguna vez que este tipo es un cantamañanas? Escrito lo anterior me dispongo a entender “Interpretar a Pablo… Picasso” y sus tribulaciones personales, sociales y políticas durante la guerra civil, los 33 días que le consumieron mientras pintaba el “Guernica”.