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Cuba, tan cerca, tan lejos y tan triturada
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Graciano Palomo

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Cuba, tan cerca, tan lejos y tan triturada

Fui de los pocos españoles que en el periodo especial de 1995 visité La Habana cuando Washington apretó el acelerador para que, tras la caída del

Foto: Tres cubanas en La Habana. (Efe)
Tres cubanas en La Habana. (Efe)

Fui de los pocos españoles que en el periodo especial de 1995 visité La Habana cuando Washington apretó el acelerador para que, tras la caída del Muro y la URSS, el castrismo cayera como fruta madura y doblara la rodilla. También fui testigo de la implacable represión que se desató con el fusilado general Orlando Ochoa, héroe de la Revolución, que estaba llamado a ser el Gorbachov cubano, así como con los hermanos De la Guardia, que eran jefes de los temibles y eficaces Servicios Secretos del régimen.

Amo profundamente la isla porque la conozco en su enorme extensión. No quiero un régimen tan corrupto como represor (les recomiendo el libro de Juan Reinaldo Sánchez, veinte años jefe de seguridad personal de Fidel Castro) y que lleva ya más de cincuenta años sin poder dar pan y libertad a sus ciudadanos, realmente lo único que demandan.

Washington se ha equivocado siempre porque parece ignorar que el castrismo, sólidamente asentado sobre una represión feroz, traspasa el sufrimiento a sus súbditos, que lo son. Es el país del mundo, y conozco unos cuantos, donde el pueblo está más lejos de la nomenclatura dirigente a la que importan una higa las restricciones, las cartillas de racionamiento y las pesadumbres del pueblo.

Saludé con efusión la medida del presidente Obama de abrir la mano para posibilitar los intercambios económicos y humanitarios con la Isla Grande de la que el gran García Lorca dijo aquello de que “nunca el ojo humano vio cosa tan bella...”. Sin embargo, me maliciaba que esa decisión de la Oficina Oval de la Casa Blanca se interpretaría en el Palacio de la Revolución como una victoria personal de los Castro y, a partir de ahí, volverían a yugular cualquier atisbo de disidencia y de defensa de los Derechos Humanos.

Desgraciadamente, la intuición tuvo cabal justeza el día 1 de enero cuando 18 opositores fueron encarcelados por pedir la libertad de otros presos políticos.

Tengo para mí que cuando el castrismo sea definitivamente vencido por la libertad quedarán al descubierto en papeles de los Servicios Secretos cubanos algunos dirigentes españoles a los que se les llena la boca en la protesta de alguna injusticia en Europa -y con toda razón-y cuando llegan a la tierra de Martí son recogidos en la pista del aeropuerto con un haiga negro y conducidos a las mansiones de invitados del régimen.

¡Vivir para ver!

Fui de los pocos españoles que en el periodo especial de 1995 visité La Habana cuando Washington apretó el acelerador para que, tras la caída del Muro y la URSS, el castrismo cayera como fruta madura y doblara la rodilla. También fui testigo de la implacable represión que se desató con el fusilado general Orlando Ochoa, héroe de la Revolución, que estaba llamado a ser el Gorbachov cubano, así como con los hermanos De la Guardia, que eran jefes de los temibles y eficaces Servicios Secretos del régimen.

Raúl Castro Barack Obama