Los negros lloros de los ‘Visa-black’

Al menos tres de las decenas de imputados por el juez Fernando Andreu por el uso de las tarjetas negras de Cajamadrid lloraron desconsoladamente cuando se enteraron de que tendrán que pasar por los juzgados de la madrileña calle Prim.

Como suele decir el exmagistrado del TC Enrique López, la imputación supone tres puntos menos en el carnet de inocente que todo ciudadano tiene por el hecho de serlo en un Estado de Derecho. Uno de los que lloró desconsoladamente al conocerse la imputación por sus casi 300.000 euros del ala que gastó con la black, caprichosamente ofrecida por el sin par Blesa, responde con apellido compuesto y su caso es aún más vergonzoso por cuanto que durante los gobiernos de José María Aznar ostentó altas responsabilidades en las cosas de comer.

Otro que pretende redimir su penas judiciales al estilo granaíno de Boabdil hunde sus raíces en la teórica izquierda, y más específicamente en un sindicato del caviar. La impresión entre jueces y fiscales es que si Andreu ha tomado la decisión de imputarles después de muchas semanas de pedir papeles y documentación (un altísimo porcentaje de imputados acaban condenados) es que lo tiene claro. También cuenta la presión mediática y el escándalo social, que han roto todos los esquemas en la opinión pública.

El problema de los ‘black’ es que, amén de habérselo llevado para su coleto, han hecho posible que millones de ciudadanos terminen por arrojar por la ventana cualquier esperanza de regeneración del régimen del 78. De ahí que se pueda afirmar con justeza que Miguel Blesa, Rodrigo Rato, Virgilio Zapatero, José Ricardo Martínez (UGT) o Rodolfo Benito (CCOO) hayan hecho más por la llegada y afianzamiento de Podemosque todas las becas de Errejón y la agresividad de Monedero.

Quién le iba a decir a don José María Aznar que sus amigotes –especialmente Blesa, cuyos emails son claros, rotundos, meridianos al respecto aunque algún juez no se entere de nada–iban a ser decisivos a la hora de la llegada de unos dirigentes políticos que quieren llevarles ante un tribunal popular. Ya sabemos lo que en Venezuela opinan del expresidente del bigote que ahora amenaza con abrir aula universitaria privada y rica.

¡Vaya carajal!