Cuando Jáuregui captó a Raúl del Pozo para el PCE

Me he leído de un tirón (casi) el último libro de Fernando Jáuregui (Historia vivida de España:De Franco a Podemos)que podría ser el relato personal y profesional de cada periodista que tuvimos la suerte de levantar acta de los años de la Transición y su milagro, yque ahora se ha puesto de moda poner en almoneda.

Capítulo a capítulo, sucedido tras anécdota, relato tras crónica, he revivido muchos de los aconteceres extraordinarios que adornarán para siempre –se pongan como quieran–aquella época milagrosa en la que el conjunto de los españoles (salvo los extremos más extremos) decidimos olvidar el pasado trágico para adentrarnosen el abrazo de compatriotas que significó juntos pero no revueltos.

El relato del veterano Jáuregui tiene su aquel, si bien yo le hubiera pedido más análisis de hechos conocidos, aunque sus aportaciones básicas pasan por algunos secretos hasta la fecha en el anaquel del olvido o atrincherados en el desván del arcano. Un material estimable para cuando se escriba definitivamente las tribulaciones de una etapa con escamas.

Por ejemplo,Fernando recuerda que fue militante del Partido Comunista de España y reclutó a determinados periodistas para la causa. El más destacado y reconocible, Raúl del Pozo, no sin antes vencer la resistencia de Santiago Carrillo, que recelaba del conquense porque trabaja en el Pueblode Emilio Romero cuando el entonces diario de los sindicatos verticales era el más notable y decisivo de los que se imprimía cada día.

Aquello, afortunadamente, pasó a mejor vida. Hoy, gracias a la democracia, cada uno puede andar con su propio paso sin tener que mirar de reojo cuando a la calle sales. Bien es cierto que se ha sustituido un sectarismo por otro, pero ahora en términos generales cada uno camina por la acera que elige.

Por ahora y todavía, esto–es decir, España–no es Venezuela. Creo.