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París prepara la 'grandeur' coronación de Felipe VI
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Graciano Palomo

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París prepara la 'grandeur' coronación de Felipe VI

Francia recibirá a un joven monarca que acude a París en representación de una vieja nación y una joven sociedad ahíta de reconquistarse a sí misma y aumentar en la auto consideración lesionada

Foto: Los reyesy Francçois Hollande en una foto de archivo. (Reuters)
Los reyesy Francçois Hollande en una foto de archivo. (Reuters)

Mi colega Jordi Gutiérrez, que tiene valor acreditado en esto de chapotear en el alambre mediático a muy alto nivel y saber contener la respiración sin pestañear cuando el cierzo ruge, prepara con método la próxima visita de los reyes a Francia. Allí la administración socialista del presidente Hollande y el primer ministro, Manuel Valls, les recibirán y lo hará como se merece un jefe de Estado que se apellida Borbón.

Es el segundo viaje oficial del rey Felipe a la segunda potencia europea invitado expresamente por el jefe del Estado galo para inaugurar el 25 de este mes la magna exposición sobre Velázquez en la capital francesa, concretamente en las Galerías Nacionales del Grand Palais de París. Ese es el pretexto. Porque hay un fuerte contenido institucional y político en la gira francesa.

La V República se fundó para coronar al ‘rey’ Charles de Gaulle, el general que tenía una idea de Francia. Desde entonces nadie ha sido capaz de llevar el vacio del hombre que salvó dos veces a Francia.

El recibimiento que recibirá don Felipe y la reina Letizia coadyuvará a que nuestro país, ancestralmente despreciado por pobre y cateto por nuestros vecinos del otro lado de los Pirineos. Viene en buena hora porque al nuevo rumbo empeñado por España tras el desastre (sin paliativos) de Zapatero le conviene, y mucho, ser reconocido como tal en el orden internacional y muy especialmente entre las potencias de la Unión Europea. Un jefe de Estado representativo, mucho más si ocupa esa posición a título de rey, asienta su “autoridad” en base al respeto y orgullo que provoca entre sus conciudadanos –que no súbditos- y que le reconocen de buena gana como tal.

Francia recibirá a un joven monarca que acude a París en representación de una vieja nación y una joven sociedad ahíta de reconquistarse a sí misma y aumentar en la auto consideración lesionada por tantas cosas. Tampoco el país de Napoleón, Flaubert, Danton y Valèry está para tirar cohetes. Pero resulta un aliado fundamental para nuestros intereses y para nuestra seguridad. Al fin y al cabo, con sus cosas, se trata de la tierra que siempre dio patentes de casi todo, muy especialmente después de la Revolución Francesa, y ahora se ofrece como plataforma internacional de primer orden para el asentimiento de don Felipe en el concierto de las naciones, asignatura que su padre obtuvo matrícula de honor.

Especialmente significativo será el discurso del rey de España en el Senado francés que es una cámara algo más que lo que su homólogo español representa en nuestro país.

Mi colega Jordi Gutiérrez, que tiene valor acreditado en esto de chapotear en el alambre mediático a muy alto nivel y saber contener la respiración sin pestañear cuando el cierzo ruge, prepara con método la próxima visita de los reyes a Francia. Allí la administración socialista del presidente Hollande y el primer ministro, Manuel Valls, les recibirán y lo hará como se merece un jefe de Estado que se apellida Borbón.

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