Cuando Rajoy llamó a Sánchez... ¿España, Grecia II?

La pasada semana de manera sorpresiva (¡que ya es decir en Mariano!) Gabinete llamó a Pedro Sánchez porque el presidente quería invitarle a comer “hoy mismo”.

El jefe socialista me ha contado personalmente esto: “Acepté de inmediato porque jamás dejaré de ir a una reunión, cualquiera que sea, a llamada del presidente del Gobierno”. Desmiente tajantemente la portada de un diario (La Razón) en la que se decía que la reunión había acabado a hostia limpia; “en modo alguno;tengo un trato muy cordial y correcto con Mariano Rajoy… El tiene su plan y yo tengo el mío, pero las relaciones personales son inmejorables…”

¿De qué hablaron? Ni de pactos ni leches. Lo que preocupa extraordinariamente al presidente –influido sin duda por su ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro– es que la nueva situación política en ayuntamientos y comunidades autónomas produzca un nuevo agujero en el gasto público y todo lo andado durante estos durísimos años se vaya al garete. Sí recordó Rajoy al que aspira legítimamente a birlarle el sillón monclovita la situación griega y que existe una Ley de Estabilidad Presupuestaria y compromisos con Bruselas de tope de gasto. Cosa que el líder socialdemócrata (“yo soy un dirigente político de centro-izquierda y el PSOE es un partido de centro-izquierda”) acepta y está dispuesto a cumplir esos postulados.

Hay ya demasiados medios internacionales –influyentes y poderosos–que apuntan la posibilidad de que España se convierta en “Grecia2” con todo lo que ese título conlleva de desastre, injuria y pobreza.

Dice Sánchez, que dentro de su estrategia global invoca constantemente a Rivera como partenairey trata de oscurecer a Iglesias, que entrelas cosas que le unen a Ciudadanos está, por ejemplo, que cree en un Estado eficiente y en una economía de mercado. Les separa su respuesta política a los problemas laborales y fiscales.

De Podemos le separan su nulo entendimiento respecto al crecimiento económico y la economía productiva, “pero no podemos dejar a nadie atrás…”

Mariano Rajoy cree que con los dos puntos de diferencia que las elecciones municipales (en el peor momento del PP) han marcado con el PSOE –600.000 votos–está en disposición de batir a su contrincante en las generales de final de año. Pedro Sánchez, en cambio, estima que con más poder institucional bajo su control el camino hacia la gran batalla del invierno próximo será para él un paseo militar.

En medio, el atónito y pagano pueblo español. Como siempre.