El honor de Carmona y los chicos de Carmena

Probablemente, si algún encorajinado edil socialista no lo remedia, cuando usted lea este post doña Manuela Carmena Castrillo sea ya alcaldesa de Madrid. Insisto: puede ser una alcaldesa distinta y no necesariamente peor que Ana Botella.

Lo será gracias a Antonio Miguel Carmona, es decir, a la gestora que colocaron en Madrid Pedro Sánchez y César Luena. Si no lo saben se lo digo: soy amigo personal del profesor del CEU –una universidad maoísta/troskista como todo el mundo conoce- y creo que hubiera sido un magnífico alcalde de Madrid en sintonía con los nuevos tiempos y, sobre todo, con mucho humor que es lo que necesita una gran capital hoy en blanco y negro, sucia y cara en su administración.

La sentencia del pueblo es inapelable. Hasta ahí podíamos llegar. Su veredicto firmado en las urnas, intocable. Y la candidatura del distinto profesor de Economía ha sufrido un varapalo considerable que tampoco habría que apuntar exclusivamente en el haber de Carmona. Pero una cosa es una cosa... No hace falta humillar. Creo que los planteamientos básicos políticos de Carmona y Carmena -a la fuerza ahorcan- son tan parecidos como el gusto culinario de los vascos confrontados al paladar de los marroquíes. Ha sido Ferraz y específicamente el gestor de la gestora, Rafael Simancas, quien ha comandado las operaciones para hacer que la muchachada de Podemos se haga con el inmenso poder municipal de la capital.

Yo que AMC hubiera dimitido pero supongo que como tonto no es -aunque le insultara Pablo Iglesias- tendrá su estrategia de aguante hasta llegado el momento de la ofensiva tras las elecciones del próximo otoño.

Respecto al reparto de las prebendas en el equipo Carmena hay poco que decir. Será mejor ver, observar y comprobar.

Insisto: el descojone general y la chacota está más que asegurado. Reclamaciones a los grandes maestros armeros (Aznar y De Guindos). Les supongo a ustedes enterados si leen este periódico que publica lo que otros no saben o se callan.