Los anaranjados ribetes socialdemócratas de Cifuentes

“Sin ataduras a nada ni a nadie”, dijo Cristina Cifuentes, envuelta ella en una blusa color naranja (¡curioso!), gesto este que no pasó desapercibido al menos para Begoña Villacís, ante lo más granado del pasado de la Comunidad de Madrid y ante la plana mayor del PP y del Gobierno. En el patio de la Real Casa de Correos se podía ahí oír el vuelo de una mosca. La nueva baronesa madrileña pidiendo pista para patinar…

Pero lo primero es antes que nada. Si de mí dependiera y a lo que Madrid se refiere, si no fuera por inútil, pediría a gritos un gobierno de coalición de Cifuentes con Ángel Gabilondo, qué gran tipo. ¡Ya sé qué es imposible! Desgraciadamente.

Bien. Creo haber escrito ya que el caso de Cristina demuestra bien a las claras que en el PP hay gentes que piden paso a gritos para convertirse ipso facto en dirigentes con fuste. Y las siguen teniendo de becarios(as). Cifuentes ha presentado un programa concreto, minucioso y prolijo, tras su pacto con Ignacio Aguado, con perceptible aroma socialdemócrata. Se lo ha puesto francamente difícil al opositor mayoritario Gabilondo si lo lleva realmente a la práctica.

Cristina lleva muchos años de militancia en el PP y para nadie es un secreto que es una dirigente situada claramente en el centro izquierda del partido, que va desde expresar sin ambages sus opiniones sobre viejas costumbres a posiciones que siempre levantaron ronchas entre esas mesnadas. En el difícil equilibrio entre la necesidad de ser fiel a los votantes del centroderecha y la urgencia que reclama la coyuntura es donde se verán los quilates de la nueva lideresa. En cualquier caso, como fue advertida desde Génova 13, el PP no podía perder la Comunidad de Madrid bajo ningún concepto.

Es el momento de decir que la negociación con Nacho Aguado la llevó ella y sólo ella. Recibió desde la Secretaría General nacional todo el poder vicario para sacar adelante el envite.

Recojo para ella esta cabal sentencia de Mahatma Gandhi: “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”.