Iglesias Turrión ya tiene 'barones' y su primera víctima política

Una cosa es perorar sobre lo que hay que hacer y cosa distinta hacerlo. El lío interno en Podemos, una formación sobrevalorada por mor de las circunstancias y porque aquí somos así, es mayúsculo a propósito de la circunscripción única en el cacareado y falso proceso de primarias.

Madrid, Baleares, País Vasco, Andalucía y Asturias –quizá habría que sumar también Aragón en su postura abstencionista- han hecho saber que les parece tramposo el procedimiento y que, en efecto, todo se hace en loor del gran timonel. ¿Es que estos díscolos no han sido aleccionados ni han leído acerca del centralismo democrático?

¡Ay, la condición humana! Ni en los partidos de la casta todo es espíritu impuro ni en las formaciones emergentes -como se está comprobando a la menor oportunidad- es oro aquello que reluce. O dime de qué presumes y te diré de lo que pecas. La cuitada alcaldesa Carmena nos dijo que nos iba a seducir -¡ni más ni menos!- y todos los días observo que en el centro de Madrid la suciedad sigue estando en sus sitios y los pobres mendigos no tienen siquiera un lugar donde deponer sus necesidades. Ya sé que es poco tiempo pero no veo movimiento.

Pues bien, el señor Iglesias Turrión ya cuenta con baronesen el más puro estilo tradicional. En Castilla la Mancha está José García Molina; en Valencia, Antonio Montiel; en Extremadura, Álvaro Jaén; en Aragón, Pablo Echenique, y en Baleares, un cineasta ignoto llamado Alberto Jarabo.

La víctima. Juana Guerreroes la primera caída en combate a las primeras de cambio. Secretaria general de Podemos en Córdoba, ha dicho 'hasta luego Pablo. Quédate con tu cambio'. Pedía mucho: elegir a sus representantes por la proximidad territorial, el conocimiento de los candidatos y la proximidad con las bases. ¡Una barbaridad!

¡No era eso! ¡No era eso!