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Lo de Guindos: llegó a creérselo él mismo
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Graciano Palomo

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Lo de Guindos: llegó a creérselo él mismo

No es normal lo de De Guindos, un cualificado representante de la derecha financiera. levaba meses comportándose como si ya hubiera alcanzado la poltrona de Dijsselbloem...

Foto: Luis de Guindos, junto a Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados. (Reuters)
Luis de Guindos, junto a Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados. (Reuters)

La “decepción Guindos” no me ha sorprendido. Especialmente tras contemplar el discurrir del Eurogrupo en los últimos meses con Grecia como telón de fondo. En esa institución, como en otras, manda quien manda, es decir, Alemania con algunos flecos a favor de Francia. Normal.

Lo que no es normal es precisamente lo de Luis de Guindos. No entro en su cualificación como economista –en términos generales no le han ido las cosas mal si bien el peso de la crisis se la echó al coleto Cristóbal Montoro- pero como político no tiene un pase y lo que es más grave ni un voto. El antiguo director de Lehman Brothers en la Península Ibérica pertenece a esa clase de personas que se creen que llegan a ministros por la efusión y el soplo del Espíritu Santo.

Un cualificado representante de la derecha financiera y económica en estado puro forma parte de un gobierno al que no aporta ni una sola voluntad expresada en las urnas. Su doble juego está muy visto. Por un lado, se sienta en la mesa del Consejo gracias a un partido de la derecha con los votos del centro derecha; por otro, intenta hacerse perdonar lo anterior.

Su juego pijoteril también se puede describir en el asunto de la presidencia del Eurogrupo. Llevaba meses comportándose como si ya hubiera alcanzado la poltrona de Jeroen Dijsselbloem…..cuando las circunstancias griegas jugaban a favor del socialdemócrata holandés.

Se han enzarzado en pelea doméstica los del PP y del PSOE a propósito del nuevo fiasco español en Europa y el reparto del poder. ¡Qué estúpidez! Un partido que estuvo en el poder intentando destrozar a otro que lo está ahora cuando lo que realmente importa son los intereses de la Nación allí donde se juegan los cuartos.

De Guindos, como dice Carlitos Cuesta, es flor de un día. Seguramente cuando deje de ser ministro, que está al caer, volverá a ganar dinero, aunque parece que lo que más interesa al acaudalado colaborador de Mariano Rajoy es que hablen bien de él desde la izquierda.

De ahí su discurso viscoso y babeante ante Varoufakis/Tsipras.

La “decepción Guindos” no me ha sorprendido. Especialmente tras contemplar el discurrir del Eurogrupo en los últimos meses con Grecia como telón de fondo. En esa institución, como en otras, manda quien manda, es decir, Alemania con algunos flecos a favor de Francia. Normal.

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