El socialismo catalán busca comprador para su sede

Hay imágenes que resultan tan rompedoras que a su lado palidece cualquier perorata en forma de discurso. Resulta que el Partido Socialista de Catalunya (PSC) fue desde el momento mismo de la restauración democrática una de las formaciones que más poder acumuló en esa comunidad autónoma.

Su emblema exterior, la imponente sede en la calle barcelonesa de Nicaragua en pleno barrio de Les Corts, un signo de distinción y poderío. Pues bien, esa megasede ha sido puesta a la venta como consecuencia de la pérdida de cargos institucionales en forma de alcaldías, diputaciones provinciales, concejales, diputados, etc..., y la pérdida de poder ha llevado a graves penurias económicas.

Ese escenario, testigo de tantas noches electorales victoriosas, luce ya el cartel de 'SE VENDE' mientras la secretaria de Organización, Assumpta Escarp, intenta negociar el mejor precio. Sus 4.700 metros cuadrados y parking rondan los diez millones de euros a precio de mercado. Pero la sede de Nicaragua no es el único negocio inmobiliario que se trae entre manos Miquel Iceta, el actual jefe del socialismo catalán. También la Federación Socialista de Barcelona (Pau Claris) está en almoneda, así como otras en diferentes localidades catalanas.

La pérdida de alcaldías, diputaciones provinciales, concejales, diputados, etc..., y la pérdida de poder ha llevado a graves penurias económicas al PSC

Todo ello es fiel reflejo de la crisis profunda que sufre el socialismo catalán cuyo mal no menor es escuchar permanentemente los cantos de las sirenas nacionalistas por las que sufren trastornos mentales.

Los votos que durante casi cuatro décadas engrandecieron los caladeros socialistas –gentes urbanas ilustradas y millones de emigrantes que se asentaron en Cataluña- viran hoy hacia otros lados. Los que tenían alma nacionalista, a opciones independentistas, y los españolistas buscan básicamente a Rivera como su nuevo Moisés que les guíe a la tierra prometida.

¡Vae victis!