Gasol como cayado del Rey en momentos cruciales

Tengo para mí que hasta el momento el gran triunfo internacional del Rey Felipe VI se produjo a comienzos del pasado mes de junio cuando fue acogido por la Asamblea Nacional de Francia y arropado por sus máximos líderes que, además, son socialistas.

El presidente Hollande y el primer ministro Valls -representantes de la segunda potencia de la Union Europea y herederos de la “grandeur”- dejaron meridianamente claro su “máximo interés” por que España permanezca como nación unida personificando, además, en la figura del joven monarca la pervivencia de ese Estado. Luego ha venido recientemente su visita a los Estados Unidos con el apoyo explícito y manifiesto del presidente Obama y finalmente sube al sitial de Naciones Unidas en calidad de jefe del Estado.

El matrimonio real -con el cambio de percepción de los españoles a favor de la Reina Letizia- está cumpliendo lo que los españoles (paganos) esperamos de ellos como primera familia española. Saben, obviamente, lo que les va en ello, independientemente de que Felipe lleve impreso en lo más íntimo ese patriotismo -moderado en las formas-imprescindible para ocupar el lugar en el que se sienta. ¡Ya ha aprendido varias lecciones muy duras! Pero, dicen, fue educado para ello.

Precisamente por ese sentido de supervivencia en el que coadyuva visiblemente la colega (de periodista no se abdica nunca), saben, mejor que el mejor, que en una sociedad moderna y dinámica como la española no son suficientes los parabienes oficiales e institucionales que, por otro lado, van de suyo. El Rey siempre ha concedido singular importancia a los líderes que pilotan la sociedad y marcan diferencias, especialmente si son aceptados por todos.

Es el caso de su amigo Pau Gasol quien además de español es catalán de éxito internacional. No es discutido (ni discutible) y tira en sus afectos de las nuevas generaciones que son el talón de Aquiles de la institución. Un mediano observador de la compleja situación española pudo comprobar cómo en el pabellón de Lille (Francia) donde España acababa de proclamarse campeona de Europa de Baloncesto, SM no se separó ni un instante del gigante de Sant Boi. Adornado, por ende, con la bandera nacional. Dos mensajes en una sola fotografía.

En los tiempos que corren son mucho más importantes los rictus de Rafael Nadal, Pau Gasol, Andrés Iniesta o Purito Rodríguez que todos los dictámenes de los ancianos del Consejo de Estado o todas las sentencias del muy controvertido Tribunal Constitucional.

¿Es esto la II Transición?