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Gela (ex de Rato) aún no ha sido cesada en Paradores
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Graciano Palomo

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Gela (ex de Rato) aún no ha sido cesada en Paradores

Rato le pidió el puesto a Rajoy y éste al ministro Soria. El hecho cierto, al menos hasta la hora de escribir esta columna, es que sigue encaramada al cargo

Foto: La presidenta de Paradores de España, Ángeles Alarcó. (EFE)
La presidenta de Paradores de España, Ángeles Alarcó. (EFE)

Los aspectos cada vez más tenebrosos del 'caso Rato' nos conducen directamente a la indignación, la desazón y la melancolía. Tiene que resolverse judicialmente a la mayor velocidad posible y no esperar a que el interfecto tenga que escuchar las sentencias en silla de ruedas.

Si los datos publicados se confirmaran habrá que colegir 'ipso facto' que el exvicepresidente representa el lado más oscuro de un representante público, esto es, el aprovechamiento personal y fraudulento de una confianza depositada, especialmente por aquellos votantes y militantes del partido en el que militaba.

Es comprensible la ira de los que fueron sus conmilitones que además de aprovecharse de ellos les deja –electoralmente- a los pies de las sospechas.

No tiene que quedar piedra sobre piedra. Ni el protagonista ni los que presuntamente coadyuvaron a las presuntas fechorías que producen sonrojo y levantan orgías de obscenidad.

Los que posibilitaron el ascenso a la presidencia de Paradores de la exmujer de Rato deberían pensar si convendría el cese fulminante

Leo que el fiscal del caso en los legajos oficiales cita a su exmujer, Ángela (Gela) Alarcó, todavía presidenta de la empresa pública Paradores. Ignoro la profundidad de su compromiso con los procederes de su exmarido; el hecho cierto es que la sospecha tiene su aquél y su lógica. Como se aferra al cargo público como percebe a la roca –la señora en cuestión tiene acreditada una inveterada vocación a servir a su familia en cargos políticos- los que posibilitaron su ascenso a la presidencia de Paradores sin especiales argumentos que lo justificaran deberían pensar si no sería conveniente el cese fulminante.

Rato le pidió el puesto a Rajoy y éste al ministro Soria. El hecho cierto, al menos hasta la hora de escribir esta columna, es que sigue encaramada al cargo.

¿Qué pensarán –pregunto- los millones de votantes del PP que de buena fe dieron su apoyo a cambio de nada para que personajes de este jaez puedan disfrutar de prebendas y oropeles sin causa?

Los aspectos cada vez más tenebrosos del 'caso Rato' nos conducen directamente a la indignación, la desazón y la melancolía. Tiene que resolverse judicialmente a la mayor velocidad posible y no esperar a que el interfecto tenga que escuchar las sentencias en silla de ruedas.

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