¿Dónde está Cospedal?

Si pudiera nacer de nuevo y me tentara la vida política -¡aparta de mí ese chollo!- ficharía a título de edecana a la senadora Carmen Riolobos, que ejerce como tal y desde hace años al lado de María Dolores de Cospedal, todavía secretaria general del Partido Popular.

¿Dónde está Cospedal? ¿Qué hace Cospedal? ¿Cuál es el futuro de Cospedal?

¡No tengo ni la más remota idea! Tengo acreditado haber escrito y hablado que España y sus intereses generales son más importante que el PP y que el PP, como articulación desteñida del centro derecha, es más importante que Mariano Rajoy y también lo es de la dama manchega.

Acto seguido escribo que en un futuro inmediato, y tras la celebración de 20-D, gane o pierda, el Partido Popular tiene que emprender y emprenderá un camino de no retorno sino quiere convertirse en una formación marginal en el mejor de los casos y, en el peor, seguir la senda marcada por aquel maravilloso intento fáctico que fue UCD.

¿En qué sentido? Básicamente, que sea verdad todo de lo que presume. Ni Rajoy puede hacer con su sucesor lo mismo que Aznar hizo con él –dedazo-, ni las listas electorales, ni el reparto de responsabilidades en las instituciones, ni los egos mediáticos pueden repartirse al albur de la amistad personal o la devolución de favores de cualquier tipo.

La regeneración del centro-derecha en España pasa necesariamente por no poner puertas al campo y dejar que los mejores ocupan el puente de derrota. Los Republicanos franceses lo han llevado a cabo y Sarkozy no nombrará a ningún ministro que no sea capaz de ganar en su circunscripción electoral.

Vuelvo al inicio. Cospedal hubiera podido optar al supuesto máximo si no le hubieran faltado 180 votos en las todavía recientes elecciones autonómicas en su tierra. Pero le faltaron. Ahora Rajoy le ha facilitado una salida con un puesto por Toledo a las generales.