¿Quién es tapado económico de Pedro Sánchez?

Hay secretos a los que siempre hay que referirse como de la esfinge. Mientras a la izquierda del PSOE se clama por la nacionalización de empresas como Iberdrola, Repsol o Endesa –tampoco pasaría nada- los de la pasta hacen cábalas ya acerca de lo que deparará la cosa económica tras el 20-D.

Si Rajoy consigue continuar en el machito no habrá sobresaltos -dicen-, incluso si nombres como los de Cristóbal Montoro o Luis de Guindos desaparecen del BOE. Incluso, hasta podría aparecer Luis Garicano -consciente de que se le pasa el arroz abanda- si finalmente Albert Rivera consiguiera ser decisivo en la formación del próximo gabinete.

Los del jurdó parecen respirar ya tranquilos ante la 'default' morada que hace unos meses se temían soplara como un vendaval en el solar patrio. De modo y manera que el otro supuesto pasa por la posibilidad de que Pedro Sánchez sea presidente siempre con el socorro parlamentario inestimable de otras fuerzas preferiblemente de Ciudadanos. Aún así no será tan estulto como dejar en manos de la competencia el área económica.

Pregunté hace unos días a Juan Moscoso, zapateado de las listas por los odios navarros que siempre han sido muy acendrados desde los tiempos del requeté, quién es la persona que realmente está al mando de las cosas de comer en el PSOE. Frunció el ceño y contestó que son varios. Varios no pueden ser porque estas cosas las decide uno.

Teóricamente Manuel de la Rocha, virado a la izquierda, es el que comanda el área pero luego vino Jordi Sevilla a preparar unos papeles para el Programa Económico. En este sentido, Pedro Sánchez -insisto al que se ningunea en exceso- juega a varias bandas porque es consciente de que la partida se juega en el centro del campo.

El PSOE es un partido con 140 años de historia y la socialdemocracia, punto arriba punto abajo, es siempre una opción de gobierno. Se han acercado al jefe socialista más de media docena de altos ejecutivos de empresas del IBEX que ya con su cuenta corriente a buen recaudo estarían dispuestos a sus cinco minutos de gloria subidos en coche negro oficial.

El problema es ganar. Y si hubiera que deducir algo de sus chicos de la “zeja” y los que se han pringao pública a su favor se entiende que las apuestas no vayan por esos derroteros.