Solo les falta fichar a Rouco

Un tal Rodríguez, general que fue de cuatro estrellas por decisión de la sin par ministra Chacón, ha conseguido el minuto de gloria que no tuvo con aquella penosa actuación cuando era JEMAD con los piratas del Índico. ¿Alguna hazaña digna de un héroe? No.

Que el fichado apunte o no ribetes de masonería –como se está vehiculando por algunas alcantarillas- es irrelevante, totalmente irrelevante e incluso despreciativo.

Sencillamente, porque el político más patriota del mundo hispano –después de Fidel Castro y Hugo Chávez que deglutían patriotismo por doquier-, el mismo que vende la piel del gato antes de haberlo descuartizado, ha decidido ofrecerle el número dos por Zaragoza. Como todo el mundo sabe, el número dos en la listas electorales al Congreso por esa circunscripción es por donde suelen presentarse los que luego son designados ministros de Defensa. ¡Qué risa, tia Felisa!

No seré yo quien cuestione la soberanía del estrellado general del Aire sin mando en base para apoyar –o lo que sea- a “coleta morada” y sus ambiciones equinocciales por convertirse en primer ministro. Ni siquiera la capacidad del futuro presidente (sic) para organizar media hora de arrebato porque se abraza con uno que fue la cúpula militar hace dos días. Lo sorprendente en uno y en otro es la falta total y absoluta de coherencia que es en primera instancia el valor más decisivo en gente que presume de ser ética y honrada.

Eran jóvenes y rompedores. Venían a salvarnos de la antigualla; prometían sentarnos en un jamón de nuevo cuño y darnos a comer de otro. Pero primero buscaron a un ex fiscal de más de 80 años que había hecho toda su carrera bajo otro general (Franco) que consiguió plaza de eurodiputado y el pobre no podía ni aguantar el trasiego Barcelona/Estrasburgo; luego se fueron a por un economista con casi un siglo de existencia que creía que aquí todavía mandaba López Rodó; un poco más tarde ficharon a una ex jueza que tiene que ir en pariguelas al palco del Bernabeu…Y, finalmente, ¡oh!, un general cuyo futuro en las Fuerzas Armadas prometía tanto con el del general Wyler cuando perdió definitivamente la guerra de Cuba.

Resumen: ¡todo mentira! ¡farsa! ¡patraña!

Le ofrezco una pista para el próximo fichaje: el cardenal Rouco Varela, un príncipe de la Iglesia que ahora cuenta con mucho tiempo libre. Y, además, no tiene en buen concepto a Mariano Rajoy. Quizá sea por la vieja rivalidad regional entre los de Lugo y los de Pontevedra.

¡Vamos Pablo! ¡A por él!