¿Qué harán Florentino y 'Lecherito' con sus canales de TV?

La adjudicación de las nuevas licencias para operar canales TDT de TV por parte del Gobierno Rajoy no sorprendieron a nadie, salvo a los acaudalados mandamases de Prisa y de Vocento. Uno lleva más razón que otro para exigir explicaciones al Gobierno.

Pretendían ambos volver a hacer negocio con una concesión administrativa como ya lo hicieron anteriormente. Es decir, tú me das la licencia -si no te hostio- y luego la alquilo o la vendo, todo ello en aras del liberalismo más infernal.

Que Florentino Pérez fuera agraciado con un canal, vía Real Madrid, puede sorprender a algunos pero no hay para tanto. El problema es qué hacer con esa bicicleta porque no es pedalear los 90 minutos que dura un partido de fútbol sino alimentar la caja tonta durante 24 horas ininterrumpidas. Seguramente, lo adjudicará a su vez a productoras amigas. Dicen que ya lo tiene apalabrado con algunos amigos que abrevan en Mediapro/Roures/La Sexta.

Blas Herrero “Lecherito” -un artista de la pista- es otro a los que visitó con adelanto el calvo de la Lotería Nacional. El otrora protegido de Alfonso Guerra tiene un canal para él solito y la cuestión estriba en qué demonios hará con la máquina. El misterio que todo el mundo se afana por desentrañar es dónde habita el nuevo “Guerra” del Partido Popular o del Gobierno.

Porque 13TV seguirá haciendo lo que actualmente hace, y Secuoya presumiblemente algo parecido en plan “tele familiar”. Los dos tienen profesionales acreditados de la cosa.

Para qué engañarse. Aquí lo que funciona -salvo en los atentados de París- es el duopolio que quedó establecido durante el zapaterismo que liquidó RTVE para entregar el pastel a un grupo de amiguetes con los que jugaba al baloncesto en Moncloa. El duopolio Atresmedia/Mediaset es el que corta el bacalao a destajo. Entre otras cosas porque controla la comercialización -un enorme pastel de más de 2.000 millones de euros- hasta el punto de que el canal católico tiene que ponerse de hinojos ante los poncios de Silvio Berlusconi en España.

¡Qué gran espectáculo!