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Pablo Isla, el oscuro objeto de deseo político
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Graciano Palomo

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Pablo Isla, el oscuro objeto de deseo político

Es un ejecutivo extraordinariamente bien pagado con vitola de liberal que sigue la vida política al minuto, como no puede ser de otra forma, en una atalaya tan decisiva y decisoria

Foto: El presidente ejecutivo de Inditex, Pablo Isla, durante el congreso 'Talento en Crecimiento', el pasado mes de octubre. (EFE)
El presidente ejecutivo de Inditex, Pablo Isla, durante el congreso 'Talento en Crecimiento', el pasado mes de octubre. (EFE)

Se le empezó a conocer cuando su amigo Rodrigo Rato le nombró director general del Patrimonio del Estado después de haber sido jefe de los servicios jurídicos en el Banco Popular y posteriormente, también de la mano del entonces vicepresidente, copresidente de la tabacalera Altadis. En 1988 consiguió ampliar la gruesa nómina de abogados del Estado.

Pero fue después de 2005, momento en el que el todo-rico Amancio Ortega le coopta como consejero delegado de Inditex, cuando Isla alcanza la velocidad de crucero. Seis años más tarde resulta presidente ejecutivo de la marca española que arrasa en el mundo entero sustituyendo en la máxima responsabilidad ejecutiva al fundador y dueño del imperio de las mil panas y los dos mil algodones.

Hay pocas dudas de en qué filas se alinea don Pablo. Aunque también arrasa en China y en toda Asia no parece que el comité central del PCUS le haga tilín. Es un ejecutivo extraordinariamente bien pagado con vitola de liberal que, según me informan, sigue la vida política al minuto como no puede ser de otra forma en una atalaya tan decisiva y decisoria. Al fin y a la postre lo suyo son los dígitos tanto en la ratio por beneficio como en las cuestiones del dividendo.

Se le empezó a conocer cuando su amigo Rato le nombró director general del Patrimonio del Estado

Isla Alvarez de Tejera (Madrid, 1964) preside un grupo multinacional de origen gallego. Igual que Mariano Rajoy, que tiene como máxima aspiración vivir unos años más en el palacio de La Moncloa, sí, pero sobre todo rodearse de 'auctoritas' porque al fin y a la postre él también presume de ser un alto funcionario de uno de los cuerpos de élite de la Administración del Estado.

No creo que el dinero sea óbice en las aspiraciones de Pablo Isla. Eso dicen los que le conocen y tratan.

Espero y deseo que se me haya entendido casi todo.

Se le empezó a conocer cuando su amigo Rodrigo Rato le nombró director general del Patrimonio del Estado después de haber sido jefe de los servicios jurídicos en el Banco Popular y posteriormente, también de la mano del entonces vicepresidente, copresidente de la tabacalera Altadis. En 1988 consiguió ampliar la gruesa nómina de abogados del Estado.

Pablo Isla Rodrigo Rato